La reina Isabel II tiene 95 años de edad, de los cuales, ha dedicado 68 años a la corona británica. Se suele decir que subió a un árbol siendo princesa y bajó siendo una reina, ya que la noticia de la muerte de su padre, el rey Jorge VI, ocurrió mientras realizaba un viaje por la selva de Kenia, en un hotel con habitaciones en la copa de los árboles.
Tras ascender al trono, la Reina Isabel II se convirtió en uno de los personajes más importantes y queridos para los británicos. Es una experta en geopolítica, ha conocido a decenas de líderes mundiales y ha viajado a casi cada rincón del planeta, incluido México. Aquí en De10.mx te contamos los detalles de la primera visita de la monarca a tierra azteca.
Isabel II, Felipe de Edimburgo y Luis Echeverría rumbo a Palacio Nacional. (Foto. Archivo El Universal)
La llegada de la reina Isabel II a México
La monarca y su esposo, el príncipe Felipe, arribaron a México el 24 de febrero de 1975 para una visita de seis días a nuestro país. Era domingo y venían a bordo del yate real Britannia; intentaron desembarcar en Puerto Morelos, Quintana Roo, pero una tormenta tropical los obligó a hacerlo en Banco de Playa, Cozumel.
La pareja descendió del Britannia y abordó una lancha que los llevó hasta la orilla. Ambos parecían estar de excelente humor. Ella vestía gabardina color beige, vestido verde, zapatos blancos y un sombrero verde con blanco. El príncipe consorte Felipe también llevaba gabardina beige y un traje azul marino.
La recepción fue muy breve, pues de inmediato se dirigieron a la aeronave que los trasladaría a la Ciudad de México. El entonces presidente Luis Echeverría, su esposa María Zuna y su hijo Benito, esperaba a la pareja real en la capital del país.
México le dio la bienvenida con un mosaico multicolor de flores y mujeres vistiendo trajes típicos. Hubo himnos, cantos y muchos aplausos. Esto sorprendió mucho a la reina Isabel II quien señaló que “solo en Nueva Delhi había visto tanta gente en la calle”.
Posteriormente, la reina hizo un recorrido por las calles y dio una rueda de prensa en la que habló de la contaminación ambiental. Esa misma noche se ofreció una cena en su honor en Palacio Nacional, junto a secretarios de estado y gobernadores. Se colocaron 298 mesas para 10 personas cada una.
Para su segundo día, la reina Isabel II gozó de una mañana en el lienzo charro del Pedregal, en San Ángel. Al terminar el espectáculo, la monarca y el príncipe consorte descendieron del palco y caminaron por la arena del lienzo. De ahí, se dirigieron a la residencia del presidente Luis Echeverría en San Jerónimo. Durante la comida se sirvieron platillos típicos de distintas regiones e incluso la vajilla y las copas buscaban enaltecer la riqueza artesanal de México. Comieron langosta de Baja California en salsa de aguacate, filete Xóchitl aderezado con calabaza, elote, huitlacoche y frijoles, pastel de guayaba y dulces regionales.
Para la noche, la reina ofreció una cena en la embajada británica. La sorpresa de la noche fue un conjunto musical que ejecutó temas de autores europeos y estadounidenses, además de un arreglo de “La cucaracha”. Durante la estancia de Isabel II y Felipe de Edimburgo en la Ciudad de México no faltaron los silbidos y piropos que algunas mujeres lanzaron al príncipe consorte. Tras la cena, se dirigieron a la estación de trenes de Buenavista para dirigirse a su segundo destino: Guanajuato.
La reina Isabel II y su esposo Felipe, durante una cena en Palacio Nacional. (Foto: Archivo El Universal)
La euforia por la reina Isabel II en Guanajuato
La reina viajó en un tren especial hacia Guanajuato. A su llegada, recorrió el monumento de El Pípila, la mina de La Valenciana y visitó el Teatro Juárez, mientras que afuera de este recinto más de 5 mil personas esperaban verla. Recorrió la ciudad a bordo de un Dodge Mónaco convertible y en el mercado Hidalgo recibió toda clase de regalos, desde tlacoyos, charamuscas, fresas, queso y artesanías.
Comió en la hacienda de San Gabriel Barrera y de ahí se dirigió al aeropuerto de León para viajar a Oaxaca.
La reina Isabel II frente a la Universidad de Guanajuato. (Foto: Archivo El Universal)
La reina Isabel II se enamoró de las artesanías en Oaxaca
Cuando llegó a este paraíso mexicano, la monarca recorrió el palacio de las artesanías y por la noche disfrutó de la Guelaguetza. Isabel II no podía irse con las manos vacías, así que compró cerámica, manteles, cobijas y muchas joyas en una exhibición privada en un salón del hotel en que se hospedó. Fueron 200 mil pesos en compras, los cuales pagaron en efectivo.
La reina también visitó la zona arqueológica de Monte Albán, la cual le dejó maravillada.
La reina Isabel II de visita en Monte Albán. (Foto: Archivo El Universal)
En su último día en México, la reina y el príncipe estuvieron en Yucatán, luego se dirigieron al Puerto de Veracruz, de donde se marcharon el 1 de marzo de 1975.
Fuente: El Universal y México Desconocido.
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