En 1915, tras el derrocamiento de Victoriano Huerta, Venustiano Carranza se fijó la meta de acabar con Emiliano Zapata de una vez por todas. Después de todo, los zapatistas crecían cada día en número y sería cuestión de tiempo para que representaran una verdadera amenaza.
Zapata se había sumado en un inicio al movimiento de Francisco I. Madero, pero tras el exilio de Porfirio Díaz, el revolucionario fue creando su propia agenda, enfocada en la liberación campesina. Entre otras cosas, Zapata abogaba por el derecho de huelga y el reconocimiento de los pueblos indígenas.
Villa y Zapata en Palacio Nacional en 1914. (Foto: El Universal)
Carranza encontró un aliado en Estados Unidos, país que respaldó a los carrancistas con más de 52 mil soldados y armas químicas.
La ofensiva de Venustiano Carranza, lanzada en 1916, fue brutal. Sus fuerzas incendiaron pueblos enteros, ejecutaron campesinos y arrasaron con las siembras. Tras un repliegue inicial, los zapatistas lanzaron su golpe y poco a poco, comenzaron a poner en aprietos a las tropas carrancistas.
A principios de 1917, Emiliano Zapata llevaba la ventaja sobre su enemigo y aprovechó para reorganizar el Ejército Libertador del Sur. Pero para el año siguiente, Carranza volvió al combate.
Venustiano Carranza. Foto: Wikicommons/Harris & Ewing
El coronel Jesús Guajardo fue encomendado con la misión de matar a Emiliano Zapata. En lugar de un ataque directo, el militar optó por engañar a los zapatistas y les informó que quería desertar.
¿Quién era Emiliano Zapata? El hombre detrás del mito revolucionario
Como prueba de sus intenciones, Guajardo fusiló a 50 de sus propios soldados. La brutal decisión dio frutos y se acordó una reunión entre Guajardo y Zapata para el 10 de abril en la Hacienda de Chinameca, Morelos.
Emiliano Zapata apenas había cruzado el umbral, cuando fue tiroteado. El revolucionario alcanzó a desenfundar su arma, pero no pudo apretar el gatillo antes de que fuera ultimado por siete balas.
El cadáver de Zapata fue llevado ante el general Pablo González y se exhibió al público. Los carrancistas querían acabar a toda costa con la leyenda del revolucionario.
El cuerpo de Emiliano Zapata. Foto: Fototeca El Universal
En Morelos, se embalsamó el cuerpo de Zapata para conservarlo a la vista del pueblo por tres días. Durante ese periodo, se tomaron las infames imágenes del cadáver del revolucionario rodeado de soldados. El encargado de retratar a Emiliano Zapatasin vida fue José Mora, quien trabajaba con el ejército carrancista.
Las fotos aparecieron en todos los diarios e incluso, se dice que Venustiano Carranza habría ordenado a sus solados no dispararle en la cara a Zapata, para que no hubiera duda alguna sobre su muerte.
Primera plana de El Universal del lunes 14 de abril de 1919. Foto: Archivo El Universal
Tras esta humillante muestra pública, Emiliano Zapata fue enterrado el 14 de abril en Cuautla, Morelos. A pesar de su brutal asesinato y de los esfuerzos de Carranza por acabar con su leyenda, las ideas de este revolucionario perdurarían en la lucha campesina.
Funeral del general Emiliano Zapata. Foto: Archivo El Universal.
Con información de El País
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