El Centro Histórico de la Ciudad de México esconde una infinidad de maravillas; la mayoría de los tesoros prehispánicos quedaron enterrados, pero gracias a las excavaciones de arqueólogos e investigadores, han quedado al descubierto.
Algo que ha llamado la atención es la existencia de un zoológico, el cual perteneció a Moctezuma. En este sitio, en el que había una Casa de Aves y una Casa de Fieras, estaba lleno de árboles, se cultivaban flores, frutos y plantas, que también servían de hábitat para los animales que se tenían allí en grandes jaulas de madera.
En el Totocalli (casa de animales en náhuatl) tenían leopardos, zorros, ocelotes, osos, coyotes, jabalíes, monos, serpientes, águilas, pavorreales, guacamayas, pericos, etc. También contaba con 20 estanques de agua dulce y salada. Hubo cronistas españoles que lo definían como una apología a lo sagrado de la naturaleza.
Se cree que eran alrededor de 600 personas las que se encargaban de cuidar y darle mantenimiento al zoológico, el cual contaba con seis colecciones en específico: los acuarios, la colección de fieras, de aves rapaces, de otras aves, reptilario y de humanos.
Imagen de Wikimedia Commons
Sí, así como había animales que eran considerados sagrados, por ser vinculados con los dioses, como el jaguar, las serpientes y los colibríes, había otra zona dentro de la colección de Moctezuma que hoy en día nos podría parecer bastante desagradable: humanos.
Se trataba de un espacio en el que se tenía a personas con alguna deformidad o cuyo aspecto era fuera de lo común. El propio Hernán Cortés señalaba con horror que ahí se encontraban “muchos hombres y mujeres deformes, enanos y jorobados”. También escribió que “existían hombres, mujeres y niños que tenían las caras y los cuerpos blancos, y cuyos cabellos, cejas y pestañas también eran blancos”.
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Sí, suena a que los tenían en condiciones infrahumanas, pero según se tiene conocimiento, les daban un buen trato, ya que para Moctezuma y los mexicas, era fascinante poseer a seres tan extraordinarios. Por lo que podríamos deducir que más que un zoológico, era una especie de santuario, ya que no era un lugar dedicado al esparcimiento del gobernante, no se trataba de un parque de diversiones, sino una casa donde habitaban animales sagrados.
En su Tercera Carta de Relación enviada al rey Carlos I, el mismo Hernán Cortés relató que muy a su pesar, el 13 de agosto de 1521 tuvo que “poner fuego a estas casas grandes de la plaza”, incluyendo el zoológico. Se calcula que sus ruinas debieron quedar enterradas por donde se encuentra ahora el Convento de San Francisco (entre Eje Central, Madero, Gante y 16 de Septiembre). Pero el arqueólogo Israel Elizalde menciona que posiblemente la “casa de las aves” y la “casa de las fieras” se encontraban muy cerca donde ahora está el Palacio Nacional.
Arqueólogos que han estudiado rituales funerarios de los mexicas, como Ximena Chávez Balderas, han mencionado que los animales que Moctezuma resguardaba, también eran usado en sacrificios o como fuente de materia prima.
Imagen de Wikimedia Commons
Fuentes: El Universal, Super Curioso, Televisa News
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