El Tratado Definitivo de Paz y Amistad entre la República Mexicana y la reina gobernadora de España se promulgó el 28 de diciembre de 1836. A pesar de que la Independencia de México terminó en 1821, con este documento se dejaban atrás las rencillas entre ambos países provocadas por la Conquista.
En realidad, se considera que el conflicto entre España y México terminó con los Tratados de Córdoba (1821), pero la corona española no los reconocía como válidos por poner en duda las capacidades de Juan O'Donojú.
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Este tratado fue firmado por el ministro Miguel Santa María de parte de México y José María Calatrava por parte de España, en representación de la reina Isabel II. En aquella época, la reina Isabel II era aún menor de edad, por lo que oficialmente regía su madre, María Cristina.
El propósito de este documento era “poner término al estado de incomunicación y desavenencia que ha existido entre los dos gobiernos, y entre los ciudadanos y súbditos de uno y otro país”.
Además, buscaba “olvidar para siempre las pasadas diferencias y disensiones, por las cuales desgraciadamente han estado tanto tiempo interrumpidas las relaciones de amistad y buena armonía entre ambos pueblos”.
Isabel II niña, por Carlos Luis de Ribera, Museo del Prado (Foto: Wikicommons)
El tratado consiste en ocho artículos, en el que además de reconocer la independencia de México, se sentaban las bases de comercio y relación entre ambas naciones.
En el artículo uno, España “reconoce como nación libre, soberana e independiente la República Mexicana”. Asimismo, “renuncia, tanto por sí, como por sus herederos y sucesores, a toda pretensión al gobierno, propiedad y derecho territorial de dichos estados y países”.
En el segundo artículo, se acordaba “el olvido de lo pasado” y una amnistía para quienes hubieran sido desterrados o presos durante la Independencia de México por actos relacionados al conflicto. En el tercer artículo, los ciudadanos de ambos países aseguraban sus derechos plenos en el país contrario.
En los siguientes artículos se establece la voluntad para crear un tratado de comercio y navegación. En el artículo VII, el gobierno mexicano asume sobre su erario la deuda contraída por el gobierno español durante sus años de administración.
Finalmente, hay un “artículo secreto adicional” en el que los mexicanos quedaron obligados a “ impedir y reprimir con la mayor eficacia”, los ataques contra las posesiones ultramarinas españolas ubicadas cerca de sus costas. Además, se comprometía a entregar a la corona española a cualquier persona que estuviera en su territorio y fomentara insurrecciones contra la monarquía.
Es así que con el Tratado de Paz y Amistad entre México y España en 1836, ambas naciones dejaron de lado las rencillas políticas e iniciaron una relación de cooperación, en la que los dos países se respetaban como independientes y soberanos.
Con información de El Universal
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