Entre un callejón, en el norte de la Ciudad de México se extiende el Árbol de la Noche Triste, uno de los vestigios de la historia que nos ha marcado como nación. Los restos de un ahuehuete que fue el testigo de las lágrimas de uno de los hombres más poderosos, uno que llegó al territorio americano para conquistar un pueblo y colonizar a las regiones indígenas que lo habitaban. Por primera vez, desesperado y acabado, Hernán Cortés lloró su derrota.
Para arribar al mítico Árbol necesitas llegar a la estación del Metro Popotla de la línea 2, a unas cuantas cuadras dirección hacia el norte, hallarás el Parque Cañitas y sobre la misma Calzada México-Tacuba verás una Iglesia y cruzando la calle verás la Plaza de la Noche Triste.
Entre un parque, un centro cultural y una fuente enorme, un patio en el que se respira gran tranquilidad, se erige el Árbol de la Noche Triste que sentó un precedente en los tiempos de batalla. En 1980 este “monumento natural” se incendió y así lo relataba el diario español El País
“El llamado Árbol de la Noche Triste, un viejísimo ejemplar de la especie ahuehuete mexicana, venerado durante siglos como símbolo de la resistencia indígena contra el conquistador español, fue quemado el miércoles pasado en un atentado vandálico que ha estado a punto de destruirlo completamente.
Sobre este árbol, que fue quemado probablemente con gasolina por unos desconocidos la noche del miércoles, la tradición dice que Hernán Cortés lloró su derrota ante los aztecas el 30 de junio de 1520. Las autoridades han iniciado una verdadera cacería para encontrar a los autores del acto vandálico.
La salud del famoso árbol se encontraba muy resentida. Cada mes recibía una inyección para fortalecer su estructura, sujeta por un refuerzo de cemento. El tratamiento recibido por el años había conseguido resultados. En sus viejas ramas habían brotado hojas verdes. Se desconoce si tras el atentado el brote podrá perpetuarse. Los agresores arrancaron algunos trozos de su corteza.”
Hoy, se puede ver entre una reja que lo recubre de cualquier acto, y aunque no quedó ni la mitad de su majestuosidad, sigue en pie en sus raíces.
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El 8 de noviembre de 1519, Hernán Cortés entro con su ejército a la capital del imperio Azteca Tenochtitlán, recibido por el emperador Mexica Moctezuma II, Cortés decide tomar prisionero a Moctezuma y aprovecha las terribles disputas entre los Mexicas, Tlaxcaltexas y Totanacas, que éstos últimos se unieron a los españoles para dar inició a la matanza del Templo Mayor y la muerte de Moctezuma II.
Muerto Moctezuma II, la nobleza mexica y los sacerdotes eligen a Cuitláhuac como su gobernante y caudillo de guerra. Éste desplegó gran actividad para alistar tropas, busco alianzas con algunos pueblos cercanos al lago, y tratar de destruir a los invasores españoles. Sin embargo moriría pronto, víctima de la viruela.
Los combates entres españoles y mexicas duraron varios días en el palacio de Axayácatl, cuando Cortés decide huir a medianoche del 30 de junio de 1520, por uno de los puentes de canoas con dirección a Tlacopan hoy Tacuba; no contaban con que los mexicas los descubrirían e iniciaron la batalla que dejó masacrados a los europeos.
Hernán Cortés perdió la mitad de su tropa, que huía con el tesoro de Moctezuma.
Las crónicas cuentan que Cortés, derrotado y destruido, se sentó a llorar cubierto con las ramas del Árbol, durante una noche que nunca se olvidaría.
Desde 2013, el gobierno del Distrito Federal ha trabajado en proteger las ruinas del árbol y construyó una plazuela para recordar ese momento, pero la zona, una de las más solitarias de la capital, no se presta para que el lugar se convierta en un sitio histórico que le permita mayor relevancia de la que posee.
Tú, ¿has visitado el Árbol de la Noche Triste?
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