Dicen que Italia es famosa por dos cosas: la pizza y Sophia Loren. La actriz se convirtió en la musa italiana por excelencia y, al mirarla, parece que el tiempo no pasa por ella, al contrario, mejora con la edad, como los buenos vinos.
Sofia Villani Scicolone nació el 20 de septiembre de 1934, en Roma. Hoy la vemos y pareciera que su vida siempre ha estado llena de felicidad, pero la realidad está bastante alejada. Desde su infancia tuvo que pasar por momentos muy duros.
Su madre, Romilda Villani, era una profesora de piano y aspirante a actriz. Su padre, Riccardo Scicolone, era un ingeniero que siempre estuvo ausente, y que nunca se casó con Romilda, porque prefirió irse con otra mujer. Así fue la infancia de Sofia, rodeada de malos ratos y carencias.
Además, debemos agregar que en el contexto en el que creció no fue bastante bueno, pues Italia se encontraba en plena II Guerra Mundial, periodo del que ella recuerda algunas cosas, como la herida que le dejó un golpe de metralleta en la barbilla, en el momento en el que corría a un refugio durante los bombardeos.
Cuando tenía 15 años, entró al concurso de belleza Miss Italia. Quedó entre las finalistas, pero no ganó. A partir de ahí comenzó a realizar castings y logró papeles pequeños en cintas italianas de la década de los 50. A partir de entonces, cambió su nombre al del Sofia Lazzaro, porque decían que su belleza era capaz de levantar a los muertos.
Sophia nunca estudio actuación de manera formal, además al principio era rechazada en las audiciones por su físico. Le decían que no era bonita, que su nariz era muy grande y que no era fotogénica. Esos comentarios afectaban seriamente su autoestima.
Pero ella no se dejó vencer y siguió compitiendo por papeles, pues era la manera en la que podía llevar alimento a su casa. Su primera gran oportunidad llegó con el director Vittorio de Sica, en 1954. Fue contratada para el rol de una vendedora de pizza que trabajaba en la calle y coqueteaba con un escote pronunciado.
El amor prohibido de Sophia Loren
De Sica trabajaba en los estudios Ponti-DeLaurentiis, y fue gracias a él que la joven Sofia conoció y comenzó a frecuentar a la gente que trabajaba en el cine italino. Ahí conoció al productor Carlo Ponti, casi dos décadas mayor que ella y que años más tarde la convertiría en una estrella y en su esposa.
Carlo representaba el padre que ella nunca había tenido, por lo que el apego hacia él era cada vez mayor. El problema era que el productor estaba casado y tenía dos hijos, así que decidieron iniciar una relación secreta. Eb Italia no existía el divorcio, por lo que su relación se convirtió en un escándalo. En 1957 se casaron por el civil en la Ciudad de México, pero a los ojos de la Iglesia y la República italiana, Carlo seguía casado y Sophia era su “concubina”.
Ante esto, L'Osservatore Romano, el periódico oficial de la Santa Sede, habló de la posibilidad de excomulgar a la actriz y le prohibía donar sangre. Su relación amorosa llegó hasta los juzgados, por lo que ambos decidieron abandonar Italia. En 1966 se casaron en París, y para que esta unión tuviera validez legal, Ponti tuvo que obtener la ciudadanía francesa.
Al final, lograron formar una familia, aunque sufrió dos abortos. Su ginecólogo le decía que “tenía buenas caderas” pero que jamás tendría un hijo. Sin embargo, con la ayuda de un médico de Ginebra, pudo traer al mundo a Edoardo y Carlo.
Los cuatro hijos de Jackie y John F. Kennedy
Carlo Ponti y Sophia Loren en 1976. (Foto: AP Photo)
El salto a Hollywood de Sophia Loren
En la meca del cine rodó cintas como Arenas de muerte (1957), con John Wayne, y Orgullo y pasión (1957), con Cary Grant, quien, 31 años mayor, le propuso matrimonio a la actriz de 22. Ella lo rechazó, pero volvió a trabajar con él en Citia (1958). Filmó con Frank Sinatra, William Holden y Anthony Quinn, pero regresó a Italia para hacer una de sus obras maestras: La ciociara (Dos mujeres, 1960).
Esta cinta le cambió la vida; interpreta a Cesira, una mujer que trata de proteger a su hija durante la guerra, y cuya actuación le hizo ganar el Oscar a Mejor Actriz. Sophia no asistió a la ceremonia, pues pensaba que no ganaría. Se enteró cuando el actor Cary Grant la llamó por teléfono para contárselo.
Hoy, Sophia (sí, cambió su nombre al dar el salto a Hollywood) es una actriz de 83 años de edad, con alrededor de 80 cintas en su trayectoria, dos premios Óscar (el segundo, en 1991, en reconocimiento a su carrera), y que ha trabajado con los más grandes del cine.
Aquí te dejamos una galería para que veas cómo ha cambiado esta mujer a lo largo de los años...
Con información de El Mundo, El Tiempo
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