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Díaz Ordaz, la CIA y el Movimiento Estudiantil del 68... la “zona oscura” de México

En su nuevo libro, el académico y analista Sergio Aguayo afirma que el entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, estuvo en la nómina de la agencia estadounidense

Foto: Wikicommons
02/10/2018 |05:00carolina.mejia |

Cada año, alrededor de la fecha del 2 de octubre, se hace un doloroso repaso sobre uno de los episodios más importantes de la historia mexicana. Cincuenta años después de la Matanza de Tlatelolco, hoy emerge un nuevo actor en el conflicto: la CIA.

Uno de los personajes más instruidos en el tema es . El analista participó en el Movimiento, y además se ha dedicado a estudiarlo a fondo en tres libros. El más reciente, El 68. Los estudiantes, el presidente y la CIA, en el que señala al entonces presidente de México Gustavo Díaz Ordaz como un agente en la nómina de la agencia de Estados Unidos; así lo platicó en entrevista con De10.mx.

Díaz Ordaz, la CIA y el Movimiento Estudiantil del 68... la “zona oscura” de México

Aguayo es autor también de 1968: Los archivos de la violencia. (Foto: El Universal)

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Aguayo conoce la historia porque en primera fila cuando Barros Sierra salió a las calles codo a codo con los estudiantes a protestar por la represión. Hoy, desde una posición muy distinta, el investigador del Colegio de México sigue examinando la historia.

Pero para entender la relación entre el ex presidente y la CIA, es necesario incluir en la trama a Winston Scott, a quien Aguayo describe como “uno de los mejores agentes” de la Inteligencia estadounidense y hombre de confianza de Ordaz.

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En el comienzo de su carrera, Winston Scott también trabajó para el FBI. )

La vida de Scott parecería sacada de una novela de espionaje. Fue miembro de la precursora de la CIA, la Oficina de Servicios Estratégicos. Se entrenó con la élite de los servicios secretos británicos durante la Segunda Guerra Mundial y en 1958, llega a México para dirigir la estación de la CIA en nuestro país.

Scott no pierde tiempo y se entrevista ese mismo año con el entonces candidato a la presidencia, Adolfo López Mateos. A partir de ese momento, Winston se convierte en una “presencia fundamental” para los mandatarios mexicanos, de acuerdo con Aguayo.

Jefferson Morley, quien escribió , afirma que el agente estableció una amistad personal con López Mateos. Al grado que el presidente acudió a la boda de Winston con su tercera esposa y fungió como testigo.

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Identificación oficial de Scott emitida por el Departamento de Estado. (Foto: El Universal)

Morley describe el programa LITEMPO, una red de espionaje creada por Scott. Las letras LI representaban el código de la Agencia para las operaciones en México; TEMPO era el término dado por Scott a sus agentes, seleccionados entre los oficiales del más alto nivel gubernamental en México.

Hay evidencia de que tanto López Mateos como Díaz Ordaz eran agentes LITEMPO, programa conformado por al menos 14 funcionarios.

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Ya puedes encontrar el trabajo de Aguayo en librerías. (Foto: )

Incluso hay evidencia de que la CIA apoyó a Díaz Ordaz de manera económica durante su campaña presidencial con 400 dólares al mes y equipo de comunicación para sus autos. En cuanto al sueldo que la CIA daba a los agentes LITEMPO, no hay una cifra clara.

Además de reclutar a López Mateos y Díaz Ordaz para LITEMPO, Morley señala que Scott también convirtió en agente a Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS).

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Detención de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco. (Foto: El Universal)

Aguayo cree que es probable que entre los agentes LITEMPO también haya estado Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor de Gustavo Díaz Ordaz.

No hay evidencia concreta respecto a este hecho, salvo que Oropeza cenaba con regularidad en casa de Scott. Él sería el único militar en activo en la nómina de LITEMPO.

Para Aguayo, la relación entre Scott y un tercer mandatario mexicano, Luis Echeverría, “no está tan clara”. Esto se debe a que Winston fue retirado del país luego de los hechos de la masacre estudiantil, momento en el que el espía cayó presa de su propia red de engaños.

En su libro, El 68. Los estudiantes, el presidente y la CIA, Aguayo examinó documentos entregados por la propia CIA y salidos de la mano de Anne Goodpasture, secretaria de Scott. El analista ha logrado determinar que Scott “fue determinante en conformar los puntos de vista y en apuntalar la hipótesis que tenía Díaz Ordaz de que los estudiantes formaban parte de una conspiración comunista internacional”.

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Policías arrestan a jóven durante las protestas del Movimiento. (Foto: El Universal)

En México, la CIA actuó proporcionando Inteligencia a los presidentes, pero también intervino en operativos directamente.

Hay situaciones que evidencian la acción directa de la CIA en México durante la época. Como ejemplo queda el caso contra el periodista y crítico del régimen Víctor Rico Galán. La agencia de EU y el gobierno mexicano armaron el caso de manera conjunta y lograron condenar a Rico a siete años en Lecumberri.

En otras veces, la sombra de la CIA sólo se puede inferir. Aguayo relata que durante la Marcha del Silencio, la Dirección Federal de Seguridad de Gutiérrez Barrios aventó productos químicos al cielo para que hubiera una tormenta.

“Es muy probable que esos productos químicos los proporcionara la CIA, pero no hay evidencia”, señala el investigador.

Al final, Scott fue víctima de su propia confianza en Ordaz. Mientras el espía sostenía la versión de que el Movimiento del 68 tenía ayuda y origen extranjero, otras ramas de inteligencia comenzaron a reportar que se trataba de una protesta nacida puramente de la inconformidad con el régimen.

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Policías reprimen a jóvenes en la Unidad Habitacional Tlatelolco. (Foto: El Universal)

El “momento de quiebre”, como lo describe Aguayo, es el cable enviado por Scott la media noche del 2 de octubre de 1968. En este documento apoya la versión de Ordaz de que los estudiantes habían dado inicio al tiroteo con armas soviéticas.

“Cuando en el Consejo de Seguridad Nacional de Lyndon B. Johnson (presidente de Estados Unidos) leen esos cables, se les ponen los pelos de puntas pues era algo muy grave si los soviéticos estaba entregando armas a los estudiantes”, narra Aguayo.

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Díaz Ordaz y el presidente Lyndon B. Johnson caminan juntos en el rancho del mandatario estadounidense en 1964. (Foto: Wikicommons)

Sus superiores comienzan a meter presión a Scott hasta darse cuenta que el agente no tiene ningún respaldo para la información que había enviado. El maestro espía, había sido engañado.

Ocho meses después de la matanza, Scott es retirado de su oficina en México. Había estado a cargo de esta estación por 13 años, algo inédito, ya que los directores de esta área suelen durar sólo 4 años en el puesto. Todo indica que LITEMPO quedó desmantelado con su partida.

Scott regresaría a México tras haberse retirado de la CIA. Murió de un infarto en su casa de las Lomas de Chapultepec, el 26 de abril de 1971. En la época, esta trama de espionaje nació y murió a la sombra del público.

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Gustavo Diaz Ordaz en Palacio Nacional es felicitado por el año nuevo en enero de 1968. (Foto: El Universal)

“Todo se manejaba con una gran discreción”, señala Aguayo. “Si bien en algunos circulos se hablaba de la CIA en México, nadie investigaba con el detalle con el que ahora podemos hacerlo”.

Por ello, libros como El 68. Los estudiantes, el presidente y la CIA siguen siendo clave para aportar nuevas “piezas faltantes del crucigrama” ya que, como señala Aguayo, “en la medida que entendamos el 68 podemos explicar entender mejor que esta pasando en el 2018”.

Aún faltan detalles en esta trama de secretos, represión y pactos políticos. En palabras de Aguayo: “Falta esclarecer la participación de la CIA y de Estados Unidos en otros acontecimientos mexicanos. Es una zona oscura de la historia mexicana”.

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