Ayer se dio a conocer que IKEA, la compañía sueca de muebles de diseño, llegará a México en 2019. Todo parece indicar que su primera ubicación estará en Guadalajara y como era de esperarse las reacciones en redes no tardaron, tanto a favor como en contra.
Pero ¿por qué tanta emoción? Para los que no la conocen, déjenos contarles que IKEA tiene una extraña relación amor-odio con sus consumidores. Los muebles que ofrece son estilo “hazlo tú mismo”, y vienen desmontados para que tu los armes en casa con “sencillas instrucciones”.
Basta con googlear “IKEA Fails” para darte cuenta que los resultados de este armado no siempre son los que se esperan.
Además, en esta tienda puedes comer. Sí, como lo oíste, puedes terminar tus compras con una comida completa que, al menos en sus tiendas europeas, es bastante barata. En cuento a la calidad...este… hay todo un debate. Algunos la aman y otros creen que es una afrenta culinaria.
Pero el debate más grande sobre la llegada de IKEA a México se centra sobre los efectos que tendrá en la economía local. Después de todo, parece ser que la tienda ya ha encantado a varios consumidores que se pusieron a ahorrar desde ahorita para ir a Guadalajara a comprar un librero, una estantería, o mínimo a tomarse la foto del recuerdo… algo que no harían en una mueblería local.
En De10.mx nos pusimos a escarbar en la historia de esta tradicional marca sueca y encontramos que la vida de su fundador, Ingvar Feodor Kamprad, es muy curiosa. Aquí te dejamos 10 datos sobre la vida de este millonario para que te emociones (o no) con la llegada de IKEA:
1. Tuvo orígenes humildes
Ingvar Feodor Kamprad nació el 30 de marzo en 1926 en la provincia sueca de Småland. Esta región era conocida por su pobreza. Desde pequeño, Kamprad comenzó a vender cerillos, decoraciones de Navidad, pescado y lápices… básicamente todo lo que llegaba a sus manos.
A los 17 años, su padre lo recompensó con una pequeña suma de dinero cuando le fue bien en la escuela, a pesar de que era disléxico.
Ingvar era un millonario fuera de lo común. (Foto: AP)
2. En un inicio IKEA no vendía muebles
Con la suma que le dio su padre, Ingvar fundó IKEA. El nombre de la compañía viene de sus iniciales combinadas con las de Elmtaryd y Agunnaryd, lugares donde se crió. Originalmente se trataba de una compañía que enviaba los productos por correo y no tenía tiendas físicas.
No incluyó muebles en su inventario hasta 1948. Entonces eran fabricados por empresarios locales y Kamprad los revendía.
Alrededor de todo el mundo, las tiendas IKEA lucen casi idénticas. (Foto: Wikicommons)
3. Pero se dio cuenta que podía ahorrarse un paso…
Para 1955 el negocio de IKEA se volvió insostenible para los productores locales, debido a los bajos precios de Kamprad. Los empresarios boicotearon la tienda y a Ingvar se le ocurrió como solución producir los muebles de manera propia y venderlos sin ensamblar, empaquetados y listos para llevar.
Esto produjo muchos muebles, a bajo costo. En su mente, Kamprad no sólo estaba recortando costos, sino que también le estaba haciendo un servicio a la comunidad al proporcionarles muebles de diseño que podían permitirse económicamente.
4. Tuvo un coqueteo con el facismo y cayó en el alcoholismo
En su juventud, sentía admiración por Hitler debido a la cercanía con su abuela, quien tenía inclinaciones similares. Por esta situación se disculpó más adelante con sus empleados y dijo que había sido “el mayor error de su vida”.
El único lujo que este empresario se permitía en su vida humilde, como lo veremos más adelante, era el alcohol. A lo largo de su vida cayó varias veces en el vicio y se tuvo que someter a desintoxicaciones.
El empresario durante una clase en la Universidad de Växjö, Suecia. (Foto: Wikicommons)
5. Tacaño crónico
Rápidamente, Kamprad había pasado de una vida de pobreza a ser uno de los hombres más ricos del mundo. Sin embargo, seguía siendo obsesivo con sus gastos. En una entrevista declaró que sólo se cortaba el cabello cuando visitaba países menos desarrollados para que le cobraran menos.
Kamprad recibió el Premio Global de Economía en 2007. (Foto: AP)
6. Reducía gastos al extremo
Además de usar ropa de segunda mano y viajar con descuentos, Kamprad se hospedaba en hoteles baratos y reemplazaba las botellas de los minibares con alcohol barato del supermercado. Manejaba un viejo Volvo y nunca se le vio caer en excesos financieros.
7. Incluso ponía en riesgo su salud
A pesar de poder pagar los restaurantes más lujosos, Kamprad consumía productos rebajados a punto de caducar para no gastar de más.
8. Ni siquiera gastaba tiempo
El tiempo era el recurso más valioso en su filosofía, la cual puso por escrito en el texto Testament of a furniture dealer (Testamento de un vendedor de muebles) en 1976. Kamprad creía que todos debíamos dividir nuestra vida en intervalos de 10 minutos. “Diez minutos, una vez transcurridos, se han ido para siempre. Nunca puedes recuperarlos”, escribió.
La tienda IKEA más grande del mundo está en Corea del Sur. (Foto: Wikicommons)
9. Amaba su trabajo… y creía que todos debían hacerlo
Kamprad moldeó IKEA alrededor de los valores de disciplina y austeridad que regían su propia vida. En su manifesto escribió: “Un trabajo nunca debe ser sólo un medio de vida. Si no te entusiasma tu trabajo, un tercio de tu vida se desperdicia, y una revista en el cajón de tu escritorio nunca puede compensar eso”.
Una de las primeras tiendas IKEA. (Foto: Wikicommons)
10. Llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo
Ingvar Kamprad no llegó a ver abierta su primera tienda en México. Murió el 27 de enero de 2018 a los 91 años. Su riqueza total estaba estimada en 47 millones de euros. Los cuatro hijos de Ingvar no tendrán la fortuna de gozar de su herencia, ya que la mayoría del dinero de su padre fue a parar a fundaciones sin lazos con su familia.
Con información de Expansión, El Comidista, Ikea, Sweden SE, The Huffington Post y ABC