Para los españoles era incomprensible que los sacerdotes aztecas extrajeran el corazón de los sacrificados y lo ofrecieran, aún palpitante, a los dioses. Incluso las crónicas de Bernal Díaz del Castillo señalan que las paredes del Templo Mayor estaban bañadas de sangre dejada por las ceremonias religiosas de este pueblo.
Los conquistadores retrataron en sus crónicas las ceremonias rituales como un espectáculo de terror, pero para el pueblo de Tenochtitlan, este proceso era una ceremonia divina con un elemento muy importante: la sangre.
Una ceremonia de sacrificio mostrada en el Códice Tutela muestra a un dios devorar un corazón humano. (Foto: Wikipedia)
De hecho, estos sacrificios no eran motivados, como creían los primeros conquistadores españoles, por un instinto asesino ni un pensamiento vengativo, sino que se trataba de complejas demostraciones de poder, con un objetivo tanto político como religioso.
Estos eventos giraban en torno al “agua preciosa”, el líquido que corre por las venas y que, según los sacerdotes de este pueblo, daba vida no sólo al cuerpo humano sino también al Sol.
Los centenares de dioses aztecas exigían una cuota de carne humana para que el amanecer llegara cada mañana, así que el ofrecimiento de sangre era un pequeño precio a pagar por la supervivencia diaria. Sin estas ofrendas, el mundo se hundiría en la oscuridad y la vida se extinguiría.
Para cumplir con las exigencias divinas, los pobladores de Tenochtitlan no sólo realizaban ritos sanguinarios entre sus propios habitantes, sino que también usaban a prisioneros de otras comunidades más débiles para mostrar su poder.
El en el Códice Magliabechiano, creado en el siglo XVI, muestra un supuesto ritual caníbal. (Foto: Wikipedia)
Incluso había una ceremonia especial llamada “la fiesta de la desolladura de los hombres” en la cual se sacrificaban a estos cautivos, como advertencia para que otros pueblos cumplieran a tiempo con sus tributos y mantuvieran su obediencia hacia los aztecas.
Actualmente estas ceremonias nos parecen extrañas e inhumanas, pero los expertos explican que es importante entender su importancia dentro del contexto histórico en el cual se llevaron a cabo.
Tláloc, uno de los dioses más importantes de los aztecas, se muetra en el Códice Borgia. (Foto: Wikipedia)
En cuanto a la fuerte impresión que estos eventos provocaron en los españoles, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma pregunta: "¿Y no provoca acaso la misma o más repulsión la Inquisición con sus autos de fe? Piénselo. Por no hablar de Hiroshima y Nagasaki. Al menos los aztecas no mataban al otro porque lo juzgaban diferente, sino con una finalidad ritual”.
Además, se cree que los conquistadores exageraron los relatos sobre estos sacrificios. De acuerdo con estudios posteriores, el asesinato ritual no era generalizado ni masivo. En cuanto el canibalismo, tampoco era una práctica común y únicamente era empleado en ocasiones específicas por razones religiosas.
Con información de El País, UC y Muy Interesante