Era el año de 1999 y los cinéfilos estaban ansiosos por ver un suceso cinematográfico: el regreso de Star Wars. Tras la primera trilogía, ese año se estrenó la cuarta película de la saga: Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma.
Inmediatamente distinguimos al pequeño Jake Lloyd, quien se metió en la piel de uno de los personajes más emblemáticos de la historia del cine: Anakin Skywalker, el joven jedi que se pasó al lado oscuro para convertirse en Darth Vader.
Jack Lloyd nació el 5 de marzo de 1989 en Colorado, Estados Unidos. Su camino en el mundo del espectáculo inicio en 1996, cuando trabajó con Arnold Schwarzenegger en la película El regalo prometido, historia en la que interpretaba al hijo del actor de Terminator.
Entró a Hollywood por la puerta grande, pero como suele suceder, la fama que ganó se convirtió en un arma de doble filo. El pequeño Jake se retiró de la actuación tan solo dos años después de su participación en Star Wars.
En 2012, durante una entrevista al Daily Mail, el actor reveló que su participación en la cinta de George Lucas había convertido su vida en un infierno. Afirmó que los niños eran crueles con él en la escuela, que cada que lo veían, hacían el sonido del sable de luz para molestarlo.
También expresó su rencor hacia George Lucas, por la falta de empatía y comprensión hacia la situación que estaba atravesando.
Pero no solamente era eso, durante la promoción de la cinta, hubo ocasiones en las que el pequeño Jake tuvo que dar hasta 60 entrevistas al día. Fue entonces cuando decidió dejarlo todo, no podía más y destruyó todas las cosas que tenía de Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma.
(Foto: Agencia EL UNIVERSAL/ Marco Antonio Valdez)
Sin embargo, la pesadilla de Lloyd no acabaría al alejarse de la industria del cine. En 2015, fue detenido por agredir a su madre, y en julio fue a prisión tras protagonizar una persecución policiaca en Carolina del Sur, la cual acabó cuando el joven impactó su vehículo contra un árbol.
Un año después, su madre pidió que se le internara en un centro psiquiátrico, ya que había sido diagnosticado con esquizofrenia.
Hoy, a sus 32 años de edad, Jake Lloyd permanece en recuperación, pero el recuerdo de aquel niño rubio que vaga por una galaxia muy, muy lejana, nunca se olvidará.
(Imagen: Archivo El Universal)
Con información de El Mundo, Guioteca y Konbini
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