Johannes Gutenberg se inscribió en la historia como el inventor (bueno, no precisamente) de la imprenta y su trabajo más reconocido es la impresión de la Biblia en 42 líneas, que se considera el primer libro hecho con tipografía móvil.
Antes de 1455, los libros que se difundían se hacía a través de copias manuscritas de monjes o frailes dedicados al rezo y hacían las copias por encargo del clero o de la realeza, pero en realidad no todos sabían leer sino que realizaban trabajo meramente como copistas. Cada uno de estos trabajos podía requerir de años y años de copiar.
Ya para la Edad Media, se utilizaba la xilografía para publicar panfletos y para ello se hacía un trabajo de texto en hueco sobre una tablilla de madera, pero Gutenberg quería innovar
Johannes nació en una familia pudiente de Mainz, pero la mayor parte de su vida es un misterio. Se sabe que en 1434 se trasladó a Estrasburgo, hoy parte de Francia, donde se interesó por una talla de piedras preciosas y luego se dedicó a la fabricación de espejos que vendía a los peregrinos en Auisgrán.
En 1448 regresó a Maguncia, pidió un crédito e instaló la primera imprenta en su casa. Gutenberg no inventó la imprenta, pero si creó el proceso de impresión en caracteres móviles o tipografía, es decir la imprenta moderna.
Johannes Gutenberg (Foto: El Universal)
Para esto necesitó de pedir un préstamo a Johannes Fust, que le concedió dos créditos de 800 florines cada uno, para realizar el que sería su proyecto más ambicioso: la Biblia.
La impresión de esta se hizo el 23 de febrero de 1455, se hicieron 200 ejemplares y más de la mitad fueron hechos en papel y el resto en pergamino.
Tras dos años de trabajo, Gutenberg volvió a quedarse sin dinero. Estaba cerca de acabar las 150 Biblias que se había propuesto, pero Johannes Fust no quiso ampliarle el crédito y dio por vencidos los anteriores, quedándose con el negocio y poniendo al frente a su yerno, ducho ya en las artes de la nueva impresión como socio-aprendiz de Gutenberg.
Gutenberg salió de su imprenta arruinado y se cuenta que fue acogido por el obispo de la ciudad, el único que apreció su trabajo, hasta su muerte pocos años después de que su labor fuera reconocida .
Peter Schöffer terminó el trabajo que inició su maestro y las Biblias fueron vendidas rápidamente a altos cargos del clero, incluida la Santa Sede, a muy buen precio. Pronto empezaron a llover encargos de nuevos trabajos. La rapidez de la ejecución fue sin duda el detonante de su expansión, puesto que antes la entrega de un solo libro podía posponerse durante años.
Imagen del detalle de una de las tres biblias impresas por Johannes Gutenberg en el Siglo XV. (Foto: El Universal/EFE)
De los 200 impresos, actualmente se conoce el paradero de 48 ejemplares originales, pero sólo 21 están completos.
Con información de National Geographic