Simplemente esta historia es el equivalente a morir de amor, de ternura, de todo aquello que significa la solidaridad y el compañerismo que pueden tener dos pueblos, dos naciones que uno pensaría que están separamos por miles de kilómetros y diferencias culturales. México y Japón, y Frida, una unión de dos países.

Como lo hemos reportado en De10.mx, los  que acudieron a nuestro país en busca de sobrevivientes tras el sismo del 19-S, se convirtieron en un hermoso estandarte de la amistad. Los integrantes del equipo de rescate fueron recibidos entre aplausos y reverenciados en su despedida; ayudaron a buscar personas con vida y se inclinaron ante los cadáveres que hallaban.

Y no sólo eso, desde que la prensa japonesa comenzó a darle seguimiento al sismo de 7.1 grados en México, se enamoraron de la pequeña rescatista Frida, a quien por el uniforme que porta comenzaron a llamar Marina Chan, algo así como Marina querida. Su pequeño rostro aparece en los diarios de la nación, pero lo que han hecho como muestra de cariño al pueblo tricolor no tiene nombre.

En JapónHachiko el perro, es uno de los símbolos del país, y ahora un grupo de habitantes nipones han colocado un chaleco similar al que usa Frida en el lomo de la estatua que está en aquel país.

Y así lo resumen en la cuenta de Twitter

“Hachiko conoce al perro de rescate Frida. Un mensaje para agradecer a Japón por su ayuda durante el terremoto en México. Hachiko es Frida."

Todos somos uno, y la filosofía de Japón permite entender, como nadie, el agradecimiento que nos hemos demostrado en ambas naciones.

Tal como sucede en Japón, en México también se ha pedido que se haga un monumento para Frida, y quién sabe, tal vez sea un sueño posible.

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