Nacido en una familia de comerciantes judíos el 3 de julio de 1883, en Bohemia en un ambiente cultural alemán. Su padre, Herman Kafka, había obtenido una cómoda posición con un matrimonio ventajoso gracias al cual pudo costear una buena formación para su primogénito en los colegios más exclusivos de Praga. Cuando terminó el bachillerato, su familia lo obligó a estudiar leyes, materia que no le causaba interés alguno, pero en la que se doctoró en 1906.

Durante sus años de estudios, se dedicó a cultivar sus intereses filosóficos y literarias, el crítico filosófico, Max Brod se hizo su amigo y esta amistad permaneció durante toda su vida, un dato importante, pues fue la única persona que mitigó la soledad en la que vivía Franz Kafka.

Trabajó en diversos bufetes y en algunas compañías de seguros, era eficiente, pero no tenía ambición profesional, por las mañanas se dedicaba a sus aburridos empleos y en las tardes a su pasión por la literatura.

Pensó emigrar a Palestina debido a la afición que desarrollaba por la cultura judía, pero en 1917 comenzó a padecer los primeros signos de tuberculosis. Su enfermedad lo obligó a pasar largas temporadas en hospitales y justo esto causó uno de los episodios más trágicos en su vida. Mientras estaba en el sanatorio conoció a la joven checa Julie Wohryzek a quien le propuso matrimonio, pero la oposición del padre de él a su relación evocó la Carta al padre, escrita en 1919 y publicaba póstumamente.

Franz Kafka, el oscuro y triste escritor checo
Franz Kafka, el oscuro y triste escritor checo

Foto: AP Photo/The Jewish Museum

Para 1920, Kafka conoció a la periodista checa Milena Jesenká, a la que escribió Cartas a Milena, publicada en 1952. La mujer estaba casada, pero el affair se mantuvo por un año; ella no se atrevió a romper el matrimonio, así que el amor finalmente se terminó.

Antes de ser diagnosticado con tuberculosis, Kafka le pidió matrimonio a Felice Baer, amor que resumió en Cartas a Felice. En una triste declaración de amor, la pareja se conoció en 1912, a través de Max Brod, comenzaron a verse con frecuencias y permanecieron juntos hasta cinco años después, en una relación donde el escritor reflejaba sus miedos y complejos a través de las cartas que le hacía. Su amor se dio por terminado cuando él perdió la salud, así le escribió una carta para terminarla.

En 1923, el escritor checo se fue a vivir a una casa de campo, ahí escribió El Castillo. En ese sitio conoció a Dora Diamant, el amor que tanto había esperado, pero la muerte no lo perdonó y terminó perdiendo la batalla el 3 de junio de 1924. Dora, Max Brod y su tío Siegfried lo acompañaron en sus últimos momentos.

Franz Kafka, el oscuro y triste escritor checo
Franz Kafka, el oscuro y triste escritor checo

Foto: Archivo El Universal

Kafka publicó pocas historias durante su vida, pero su obra pasó inadvertida hasta después de su muerte. Fue gracias a Max Brod y Dora que sus manuscritos se editaron, a pesar de que él había pedido que fueran destruidos.

Desde los primeros años, La Metamorfosis, Descripción de una lucha, Contemplación y La Condena se hicieron favoritos de la crítica. Enmarcado de oscuridad, dolor y soledad, el joven checo tuvo lo que quería, aun después de su muerte.

Con información de y

Visita nuestro canal de YouTube dando

Google News

TEMAS RELACIONADOS