Casi todo el mundo conoce la historia de Steve Jobs, un hombre que saltó de la nada a la fama, pero con una extraña fórmula mágica,  trabajando arduamente, una idea que parece pasada de moda, pero que llevó a Jobs a la cima del mundo a bordo de una manzana.

Steve Paul Jobs nació el 24 de febrero de 1955 en San Francisco, California. En 1976 fundó junto a su amigo de la adolescencia, Steve Wozniak en el garaje de su casa, la empresa Apple, que gracias a su trabajo comenzó a ser popular en las calles.

Steve había trabajado en la fabrica de juegos Atari Inc., y desde siempre había mostrado interés por la industria de la electrónica y la informática.

Tras la creación de la primera computadora personal, bautizado como Apple I, Jobs se dedicó a su promoción entre otros aficionados a la informática, tiendas y ferias de electrónica digital, llegando a vender unos 200 ejemplares. A partir de entonces, el crecimiento de Apple fue notable.

En tan sólo 10 años, Apple se convirtió en una empresa que inició con cuatro mil dólares y para 1982 Jobs se convirtió en el millonario más joven con sólo 27 años.

En 1986 abandonó Apple y compró por 10 millones de dólares la empresa The Graphics Group, conocida en lo sucesivo como Pixar, una subsidiaria de Lucasfilm especializada en la producción de gráficos por computador, que se convirtió en otra mina de oro para el californiano.

Cuando Apple se encontraba en plena caída, Steve regresó para ganarse la confianza del entonces director ejecutivo, Gil Amelio, logrando que se le nombrara director interino el 16 de septiembre de 1997.

En octubre de 2003 Jobs fue diagnosticado con cáncer y a mediados de 2004 anunció a sus empleados que tenía un tumor canceroso en el páncreas. A pesar del panorama, Steve que era budista y vegetariano, se resistió durante 9 meses a seguir las indicaciones para realizar una intervención habitual en la medicina convencional, lo que pudo haber acelerado su muerte.

El 24 de agosto de 2011 presentó su renuncia como CEO de Apple, y fue sustituido por Tim Cook. Jobs falleció en su casa el 5 de octubre de ese mismo año, a los 56 años de edad.

Uno de los puntos más destacados de Jobs era la forma en que inspiraba a sus empleados a salir adelante, por lo cual es conocido por las frases que utilizaba.

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