La reina Isabel II lleva 68 años reinando y dirigiendo la monarquía británica. Hacerse cargo de un imperio no ha de ser nada fácil sin disciplina y autoridad, y al parecer Su Majestad lo sabe, pues tiene varias reglas que todos a su alrededor, incluida su familia, deben seguir.
Ser parte de la monarquía británica podría ser un sueño para muchos, por las coronas, vestidos hermosos, dinero, palacios… pero cuando se trata de estar enfrente de la regente inglesa no hay persona que pueda escapar de sus normas, excepto sus perros que pueden hacer lo que quieran.
Si algún día estás en presencia de la monarca o un príncipe o princesa se enamora de ti y entras a la familia real, para que vayas practicando, en De10.mx te contamos 10 reglas impuestas por la reina Isabel II a cualquiera que esté en su presencia.
10 reglas impuestas por la reina Isabel II al mundo
1. Nadie camina enfrente de la reina Isabel II
Como señal de respeto, nadie tiene autorización de caminar enfrente de la reina Isabel II. Incluso su esposo, el príncipe Felipe, debe mantenerse algunos pasos detrás de su esposa.
2. Ningún heredero a la corona viaja con la reina Isabel II
Para mantener la línea de sucesión, ningún heredero a la corona tiene permitido viajar en el mismo transporte que la reina Isabel II. También durante sus viajes todos los miembros de la realeza por orden de Su Majestad, deben cargar con un traje negro por si alguien muere. De esa manera estarán listos al arribar.
3. Cuando la reina Isabel II termina de comer, nadie más puede consumir alimentos
¿Te quedaste con hambre? ¡Ni modo! Cuando la reina Isabel II termina sus sagrados alimentos, nadie más puede comer. Tampoco te puedes adelantar, pues ella da la orden para comenzar el banquete.
Durante la cena, la reina comienza a hablar con la persona a su derecha y luego con la que está sentada a su izquierda.
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4. Todos deben hacerle reverencia a la reina Isabel II la primera vez que la ven cada día
Toda la familia real y el mundo deben hacerle una reverencia a la reina Isabel II la primera vez que la ven cada día. Los hombres hacen una inclinación con la cabeza y las mujeres doblan las rodillas. Esa reverencia va primero que si quiera hablarle.
5. Los perros de la reina Isabel II pueden hacer lo que quieran
Nadie en el mundo tiene la autorización de regañar a los perros de la reina Isabel II, sin importar que destrocen los sillones, las flores o los zapatos. Las mascotas pasean a diario por los grandes jardines y solo consumen comida gourmet.
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6. Nadie puede hablarle a la reina Isabel II a menos que te hable primero
¿Te gusta ser quien comience la plática? Pues, lo sentimos, pero frente a la reina Isabel II no puedes abrir la boca a menos que ella te hable primero. Su Majestad elige a quién hablarle y cuánto tiempo. Esta regla es una forma de controlar la conversación, pues generalmente ella es la que hace todas las preguntas.
7. Todos deben estar de pie cuando la reina Isabel II entra a cualquier lugar
Cuando la reina Isabel II entra, sale o está de pie en un lugar, todos permanecen parados hasta que ella se siente. Esta norma también es otra señal de respeto hacia la monarca.
8. La reina Isabel II siempre debe ser la primera en terminar la conversación
Si algún día estás hablando con la reina Isabel II y te aburres, no te puedes ir y debes seguir contestándole hasta que ella quiera, porque siempre es la primera en terminar la conversación. Incluso mientras ella se retira del lugar, nadie le da la espalda.
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9. La reina Isabel II debe aprobar el compromiso y las bodas dentro de la familia
Cualquier persona que quiera ser parte de la familia real británica debe pasar por el visto bueno de la reina Isabel II. No importa quién sea, si a Su Majestad no le agradas estás fuera.
Las novias que tienen la aprobación no son libres, pues su vestido debe ser revisado antes, siempre siguiendo la modestia y elegancia que distingue a la monarquía inglesa.
10. El ingrediente que más odia la reina Isabel II es el ajo
En el Palacio de Buckingham el ajo está vetado de por vida, por ser el ingrediente que más odia la reina Isabel II. Tampoco está permitido el pescado en las cenas, porque ella considera que es un platillo que es muy fácil de echarse a perder e intoxicar a todos.
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