Nineteen Eighty-Four, una novela, una realidad, qué carajo está pasando en el mundo. Trump es presidente, Agustín Carstens deja el Banco de México, Vladimir Putin es una suerte de revolucionario socialista/capitalista, el neoliberalismo fracasó, el postmodernismo nos regularizó, escribimos a una velocidad indiscriminada, opinamos de todo, por todo y sobre todo.
Y cada vez más 1984 se convierte en un oráculo de males y consecuencias, robots, desarrollo de inteligencia artificial ¿quién nos domina? ¿somos libres? ¿existimos?
A continuación te presentamos un análisis que te hará comparar la realidad de este 2016-2017 con el 1984 de George Orwel. ¿Qué opinas?
1: ¿Qué carajos es 1984?
La novela se desarrolla en ese año en Londres, que se encuentra aplastado por el totalitarismo, sistema político que hoy controla el planeta. El estado ejerce una fuerza de control total sobre la vida y el pensamiento de los ciudadanos. No hay libertades, más que las mismas que él quiere que se tengan. Winston Smith es el protagonista, un trabajador del llamado Ministerio de la Verdad, que tiene como funciones reescribir la historia, a fin que que el pasado se ajuste al presente y el futuro a ambos según van cambiando las necesidades del sistema político que se han construido en torno al líder supremo, el Gran Hermano (Aja, Big Brother no es el programa).
2: Dominio de la lengua
Uno de los puntos más importantes que Smith tiene que rehacer es la Neolengua, la lengua oficial del régimen, que básicamente es la misma, pero con nuevas concepciones semánticas y ontológicas. Así, la maquinaria trata de manipular las ideas y las mentes de los ciudadanos, pues a través de la expresión oral te confunde y aplica un ideario propagandístico.
Smith, tiene una crisis existencial, pues siente la necesidad de escuchar la voz de la conciencia que le llama a combatir la dictadura. El Partido Único intentará destruirlo, pero todo esto se combina con la relación en la que se involucra nuestro protagonista, con Julia, una rebelde que trabaja en la impresión de tesis oficiales. Ambos intentará reescribir los libros contra la maquinaria para que el resto sepa cuál es la “verdad”.
3: La sociedad orwelliana
Este concepto nos refiere a una sociedad que está totalmente esclavizada donde el pensamiento está controlado y vigilado, casi siempre castigado. Hay un ente que lo ve todo, lo sabe todo, lo manipula todo, en especial la información. La represión política, social y económica se mueve al son de la representación de la vigilancia de la masa.
4: Una sociedad digitalizada
Tal vez la forma de control en 1984 no se imaginaba como la actual, pero es básicamente el mismo cantar. Todos tenemos smartphones ¡TODOS!, seguro tu mamá lo usa mejor que tú. Tenemos tabletas, una red social, la que quieras, pero por lo menos tienes una, usas apps y gadgets que te regularizan con el resto de los seres humanos. Una sociedad regularizada es mucho más fácil de controlar.
5: La masa “autorizada” para opinar
No obstante, no es sólo la digitalización; la magia del dominio y el control está justamente en que crees que no eres controlado. Sí. Somos una sociedad contestataria que opina sobre lo que sabe y lo que no. Sin embargo, la opinión no se da en los sitios apropiados donde estemos cubiertos jurídica y socialmente, no es que opinemos en el Congreso de la Unión, opinamos y criticamos en las redes sociales a las que tenemos acceso y ¿por qué crees que tenemos acceso? Porque nos dejan tenerlo.
6: La economía
¿Sabes cuánto ha crecido el P.I.B en el mundo durante los últimos 22 años? Seguramente no, nosotros tampoco. ¿Sabes cómo te afecta en realidad que el dólar suba o si es que es una verdad que sube? Nosotros tampoco. En 1984 la economía no existe, su gestión está basada en los libros de historia que Smith tiene que cambiar para que coincidan con los del pasado, futuro y presente, así ocultamos la realidad del sistema. Ejemplo, cuando el Partido Único decidió subir el precio del chocolate, Winston y sus amigos rebeles tuvieron que modificar los rastros mediáticos del precio anterior del dulce. ¿Cómo sabes que el precio subió si la referencia histórica indica que no, no subió tanto? Así, el Partido Único usó como estrategia populista para asegurar que en realidad el chocolate bajó de precio, no que subió.
7: El Big Data y por qué Trump es presidente gracias a ello
Esos libros de historia que usa Winston son en referencia actual del big data, un sistema de gestión y análisis con volúmenes de datos que no puedes estudiar de forma convencional porque superan la capacidad de una herramienta de software. Ahora el Big Data está en las redes sociales, imagina cuántos posteos se hacen cada día en el mundo, en cada red social que existe; eso forma la historia, es el símil de los libros que antes estudiabas en la bibiloteca. Trump ganó gracias a ello, su equipo estudió como este concepto lo ayudaría a ganar, entonces, su campaña se enfocó en esta realidad.
Veíamos a Trump en la TV, gratis, por supuesto, en comerciales, pero todo el mundo aseguraba que Clinton ganaría por una distancia infinita. Entonces Trump entendió que tenía que dirigirse a los ciudadanos que iban a votar ¿dónde estaban? en las redes sociales. Gran parte del presupuesto de su campaña se gastó en Facebook y Twitter, YouTube e Instagram ¡en todo el planeta!
Gracias al Big Data su equipo analizaba el comportamiento en tiempo real de los posibles votantes. Los expertos, comandados por Cambridge, sabían que el voto para Trump sería el de mujeres y hombres mayores de 45 años, que los afroamericanos y los hispanos no tendrían una alta participación. El broche de oro fueron los estados del Cinturón Oxidado: Ohio, Pennsylvania, Michigan y Wisconsin, donde los demócratas se imponían, pero el discurso populista y proteccionista que tenía Trump caló hondo ¿cómo lo sabía el candidato? Sí, el Big Data reflejado de las búsquedas en Google de los habitantes de esta región. Así, el equipo de inteligencia de Trump conocía, casi 12 horas antes de que se anunciaran los resultados, que había ganado.
8: Las zonas geopolíticas
Orwell distinguía en su 1984 tres macro-zonas socioeconómicas diferenciadas, todas en permanente conflicto y todas con un regímenes totalitarios similares, uno haciendo creer a sus ciudadanos que son libres, los únicos libres en todo el planeta, los otros dos bajo el yugo de una dictadura que tienen que soportar para poder sobrevivir.
Los continentes eran Oceanía, el régimen instaurado que incluye lo que hoy es Reino Unido, Irlanda, América, Australia, Nueva Zelanda y sur de África. Eurasia, autodenominado neobolchevismo que tiene a la Unión Soviética y Europa, exceptuando Islandia, RU e Irlanda. Y Asia Oriental, la adoración de la muerte y la desaparición del yo en la dictadura mayor. Aquí están China, Japón y la Península coreana. Todo esto es lo que plantea en la novela de 1984, no la realidad o ¿sí?
Si Trump cumple sus promesas, el escenario de Orwell no está lejos, el debilitamiento del OTAN se consumaría en el largo adiós de EU con Europa, recordemos la salida de Reino Unido de la Unión Europea debido al Brexit, y sin Angela Merkel la UE sufriría por la ausencia de un líder político que la hundirá en dejar ser una superpotencia, la entrada ideal para el apoyo de Vladimir Putin como líder supremo de Europa.
Así, todo quedaría organizado como Estados Unidos, China y Rusia, el reinado de las tres superpotencias mundiales.
9: Adiós a la globalización
En 1984 Orwell se refiere mayormente a un mundo post modernista que a un mundo globalizado y justo, eso es lo que ha prometido Trump. El presidente electo de Estados Unidos asegura que The Glob, como él la llama, es causante de todos los males mundiales, pero no busca con ello una respuesta inteligente, busca una respuesta emocional, justo la que le dio el triunfo. Según el magnate, enfrentamos un enemigo único que se llama globalización, pero al mismo tiempo lo que hace suena similar a las estrategias del Partido Único, estas son reglas de propaganda política.
10: ¿Quién lidera el mundo?
Nadie. La historia nos muestra siempre en aquellos viejos libros de historia cómo esa figura del líder es necesaria para revolucionar el mundo, pero quién llenaría este vacío ¿Trump, Putin o China?.
Quizá la novela de 1984 sea sólo una novela, una historia de conspiración que se ha puesto de moda, quizá no.
Con información de El Blog de Salomón y El Economista de España