Desafortunadamente, la pena de muerte es aún una realidad en muchos países; pues a pesar de la enorme evolución que ha tenido la raza humana, existen cortes que se empeñan en juzgar a las personas con los parámetros del mundo antiguo.
Según la clasificación de Amnistía Internacional, 98 países abolieron completamente la pena de muerte, 7 países mantienen la pena de muerte como un castigo para crímenes excepcionales, 35 países mantienen la pena de muerte en sus normas pero no la aplican en la práctica, y 58 países aún aplican la pena de muerte para crímenes comunes.
Tristemente, este tipo de condenas es una de las que más vidas inocentes cobra, pues según un estudio estadístico, en Estados Unidos uno de cada 25 condenados son inocentes, según Samuel Gross, profesor de leyes de la Universidad de Michigan.
Este estudio tiene como fundamento la situación de 7,482 condenados a muerte entre enero de 1974 y diciembre del 2004, de los cuales 12,6% fueron ejecutados. Uno de cada 25 de ellos sería inocente, sin que el estudio pueda presentar sin lugar a errores cuántos de esos inocentes fueron ejecutados y cuántos murieron en prisión de por vida, así lo menciona Pijama Surf.
Además, Gross y sus coautores estiman que 36% de los sentenciados a muerte entre 1973 y 2004 (2,675 personas) fueron exoneradas de la pena capital, usualmente recibiendo sentencias de por vida sin libertad provisional, una sentencia de muerte diferida.
Es en este contexto en el que en De10.mx nos dimos a la tarea de recopilar las historias de 10 inocentes que fueron condenados y sentenciados a la pena de muerte, aunque años después, se comprobara su inocencia…
Era el año de 1944 cuando se condenó a este adolescente de 14 años a la pena de muerte, por supuestamente golpear a dos niñas blancas hasta matarlas, en Carlina del Norte. Fue encarcelado y no contó con un abogado defensor; por si fuera poco, el juicio en su contra duró solamente tres horas y no se presentaron ni testigos ni evidencias que pudieran exonerarlo, así lo menciona El Universal. Al jurado, que era integrado únicamente por personas de raza blanca, solamente le tomó 10 minutos el emitir su veredicto: George Stinney Jr debía morir “electrocutado hasta que tu cuerpo esté muerto de acuerdo con la ley. Y que Dios se apiade de tu alma”, de acuerdo con los documentos emitidos por el tribunal.
Lo más indignante: Después de 70 años, la justicia declaró inocente a quien fuera el ejecutado más joven del mundo.
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2. Troy Davis
Este afroamericano murió ejecutado por inyección letal, el 21 de septiembre de 2011, condenado por el supuesto asesinato del policía Mark MacPhail, hecho ocurrido en Georgia, en 1989. Troy Davis se declaró inocente de todos los cargos; sin embargo, en agosto de 1991 fue condenado a muerte.
Este caso fue descrito por sus abogados como el prototipo del negro condenado injustamente por la muerte de un blanco. Según la fiscalía, el acusado disparó en una fiesta en el barrio de Cloverdale, hiriendo a un hombre en el rostro. Luego asesinó a MacPhail. Los fiscales apoyaron su acusación; pero de los nueve testigos que declararon en contra de Davis en el juicio, siete se retractaron posteriormente y en agosto de 2009 denunciaron que fueron presionados por la policía para inculpar al joven. Por otra parte, el arma con la que se cometió el asesinato jamas pudo ser hallada ni se recolectaron huellas dactilares ni rastros de ADN.
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3. Cameron Willingham
Este hombre fue ejecutado el 17 de febrero de 2004 por el supuesto asesinato de sus tres hijas, al presuntamente incendiar su casa, en diciembre de 1991.
Según menciona El Comercio, era la noche del 23 de diciembre cuando un fuego arrasó con la casa de los Willingham. Cameron, que dormía, se salvó milagrosamente. La madre estaba fuera, había ido a comprar los regalos de Navidad. La policía enseguida sospechó del padre de las niñas, aunque él siempre mantuvo su inocencia; sin embargo fue ejecutado pero la ciencia acabó revelando su inocencia.
“Casi todo se hizo mal. Los investigadores de la oficina del Jefe de Bomberos y el Departamento de Bomberos, Vásquez y Fogg, no sabían nada de dinámica del fuego y creían que era posible concluir que las llamas que quemaron el piso tuvieron que ser causadas por un líquido inflamable. En Estados Unidos hace 20 años, los investigadores no estaban obligados a tener conocimientos sobre dinámica del fuego”, cuenta John Lentini, de Scientific Fire Analysis y experto en ciencia forense y química de restos del fuego creó un comité de expertos a petición de Innocence Project, el cual estableció en 2006 que el incendio fue fortuito. Por desgracia, Cameron Todd Willingham había sido ejecutado mediante inyección letal dos años antes.
4. Jesse Tafero
En mayo de 1990, Tafero fue ejecutado en la silla eléctrica en Florida después de ser acusado de asesinar a dos policías.
Todo ocurrió cuando los oficiales Phillip Black y Donald Irwin registraron el coche de Tafero y su amigo, Walter Rhodes, encontrando varios kilos de droga y armas. Los oficiales recibieron un disparo cada uno y los delincuentes escaparon; los arrestaron, pero Tafero fue el único condenado a muerte.
Durante la ejecución en la silla algo falló, y Jesse perdió la vida después de más de quince minutos, por lo que el sufrimiento fue aun mayor. Unos años más tarde se descubrió que quien en realidad realizó los disparos fue el compañero de Tafero, Walter Rhodes, convirtiéndose este caso en uno de los más sonados en materia de ejecución por pena de muerte en Estados Unidos.
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El de Carlos es otro caso indignante. Él fue acusado de asesinar a puñaladas a Wanda López, una joven empleada de una gasolinera en la ciudad de Corpus Christi. El acusado desde un principio sostuvo su inocencia y hasta decía conocer al asesino, pero se negó a revelar su identidad por miedo a una venganza; y aunque las pruebas contra él nunca fueron concluyentes, su parecido físico con el auténtico culpable, Carlos Hernández, no permitieron que fuese salvado a tiempo. Fue ejecutado con una inyección letal en 1989, seis años después de ocurrido el crimen.
Sin embargo, ni su familia ni los periodistas cesaron en la búsqueda de pruebas y un trabajo de James Liebmen, publicado en la Columbia Human Rights Law Review, prueba que tenían razón. De hecho, Hernández mismo confesó a sus compañeros de prisión, antes de morir a causa de una cirrosis en 1999, haber realizado el crimen; así lo menciona Tu Discovery.
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6. Larry Griffin
Fue en 1980 cuando el joven Quintin Moss, de solamente 19 años, murió asesinado; y rápidamente, se aseguró que el asesino había sido Larry Griffin. Un criminal fue quien aseguró que vio a Larry disparar con la mano derecha desde un auto en movimiento; por lo que fue condenado y sentenciado a morir por inyección letal el 21 de junio de 1995; aunque después, el testigo admitió haber cometido el crimen él mismo.
Años después, se reabrió la investigación, encontrándose que Larry fue capturado lejos de la escena del crimen, y que era zurdo; por lo que nunca pudo haber accionado un arma de fuego con la mano derecha. Tristemente fue ejecutado y hasta 2005 un profesor de la Universidad de Derecho de Michigan aseguró que Larry era en realidad inocente.
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7. Ellis Wayne Felker
Ellis fue ejecutado en 1996 por el brutal asesinato de una mujer de Georgia en 1981. Durante el período en que estuvo recluido en el corredor de la muerte, se encontró una caja de pruebas que incluyó test físicos posiblemente adecuados para pruebas de ADN y una confesión firmada de otro hombre que admitió el crimen; sin embargo, la Corte Suprema de Georgia se negó y se le ejecutó por electrocución en la silla eléctrica.
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8. John Ray Conner
Era un joven de raza negra, 32 años y padre de dos hijos, quien fue acusado del asesinato de Kathyanna Nguyen, empleada de una tienda de comestibles, durante un atraco en 1998. Varios “testigos” lo identificaron como responsable de la muerte de la joven. Desde su detención, Conner esperó más de diez años en el "corredor de la muerte", hasta que en agosto de 2007 fue ejecutado por una inyección letal.
Según menciona El País, los testigos juran haberle visto salir "corriendo raudo y veloz" tras cometer el asesinato; pero él era cojo y le costaba moverse con facilidad. Incluso la Unión Europea se implicó en este asunto, enviando una carta al gobernador Rick Perry donde pedía su perdón.
Desafortunadamente, Conner se convirtió en la víctima tejana número 400.
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9. Odell Barnes
En el año 2000 fue ejecutado por un crimen que aparentemente no cometió: asesinato. Los fiscales dependían principalmente en un punto de sangre de su ropa que coincidía con la sangre de la victima. Fue preso y sentenciado a muerte.
Posteriormente los abogados examinaron la sangre en forma más minuciosa, y encontraron que estaba contaminada por un preservativo, levantando sospechas acerca de que la muestra pudiera haber sido puesta en Barnes para obtener un convicto. Barnes fue ejecutado por un crimen que aparentemente no cometió.
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10. Lena Blaker
Finalmente, la única mujer de la lista. Baker fue ejecutada en el estado de Georgia en 1945; se le acusó del asesinato de Ernesto Caballero, quien fuera su jefe; sin embargo, la historia no se conocía completa.
Lena fue condenada pero los jueces no vieron el hecho de que esta mujer asesinó al hombre en defensa propia, pues la había encerrado y la amenazaba de muerte con una pistola, en el momento en el que ella forcejeó con él y disparó en un acto desesperado por salvar su vida.
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