Diego Maradona, un nombre sinónimo de fútbol y pasión, experimentó varios regresos a lo largo de su carrera. Sin embargo, su quinto y último al fútbol, ocurrido en 1997, fue un momento cargado de emoción y simbolismo. Este retorno se produjo en medio de una vida llena de interrupciones y desafíos, encapsulando tanto la gloria como la tragedia de su monumental carrera.

En julio de 1997, se preparaba para regresar a las canchas tras casi un año de inactividad. Su última aparición había sido en agosto de 1996, en un partido contra Estudiantes, donde una derrota y un penal errado lo dejaron fuera de los terrenos de juego. Durante ese tiempo, Maradona luchó contra sus demonios personales y se sometió a tratamientos en Suiza para combatir su adicción a las drogas. Su cumpleaños número 36, celebrado en octubre de 1996, fue uno de los más tristes de su vida, marcado por una profunda sensación de pérdida y confusión.

El 9 de julio de 1997, en un amistoso contra Newell’s, Maradona hizo su reaparición no oficial en el fútbol. Aquel día, en el Parque de la Independencia, Diego anotó un golazo de tiro libre que revivió las esperanzas de sus seguidores. El zurdo, con una precisión milimétrica, mandó la pelota al fondo de la red, levantando una ovación de la multitud presente. Este gol fue un preludio de su regreso oficial, que se concretó cuatro días después, el 13 de julio, en un partido de Boca Juniors contra Racing en La Bombonera.

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Este regreso estaba marcado por una intensa preparación física. Maradona se sometió a un riguroso entrenamiento bajo la supervisión del velocista canadiense Ben Johnson, logrando perder 11 kilos en el proceso. Su compromiso con el fútbol y su deseo de volver a jugar para Boca Juniors lo llevaron a firmar un contrato con el club hasta diciembre de 1997. Agradecido con Mauricio Macri, presidente de Boca en ese entonces, Maradona reconoció el esfuerzo del dirigente para facilitar su retorno.

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Sin embargo, a pesar de su dedicación y esfuerzo, el regreso de Maradona no estuvo exento de obstáculos. Aunque jugó algunos partidos, tanto oficiales como amistosos, su rendimiento fue una mezcla de momentos brillantes y dificultades físicas. En su regreso oficial contra Racing, Maradona jugó 55 minutos y fue ovacionado por la Bombonera. Posteriormente, participó en amistosos internacionales y en el inicio del Torneo Apertura 1997.

El 24 de agosto, en el primer partido del Apertura contra Argentinos Juniors, Maradona marcó un gol de penal y Boca ganó 4-2. Sin embargo, la alegría fue efímera. Un control antidoping posterior arrojó un resultado positivo, lo que significó el fin de su carrera. Aunque una decisión judicial le permitió jugar cinco partidos más, el desgaste físico y emocional fue demasiado. En octubre de 1997, Maradona se retiró del fútbol definitivamente, dejando atrás su sueño de volver a ser campeón con Boca.

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