A pesar de la guerra, la joven viuda aseguró que Hitler nunca vio una ciudad destruida, pues viajaban con las persianas bajas, en trenes especiales; cuando llegaban a Berlín, el chofer debía buscar las cuadras que estuvieran lo menos dañadas posible
A pesar de la guerra, la joven viuda aseguró que Hitler nunca vio una ciudad destruida, pues viajaban con las persianas bajas, en trenes especiales; cuando llegaban a Berlín, el chofer debía buscar las cuadras que estuvieran lo menos dañadas posible
Estas mujeres consiguieron un empleo, como cualquier otro, pero poco a poco fueron generando un lazo “distinto” y más fuerte con sus jefes