A inicio de 2024 Novak Djokovic advirtió que buscaría un pendiente en su carrera, "la medalla de oro en Juegos Olímpicos" y esa ambición del serbio lo hizo instalarse en el primer puesto del podio en París 2024.

El rival no fue sencillo, se trató de Carlos Alcaraz quien lo llevó al límite, pero Nole se impuso por 7(7)-6 y 7(7)-6.

Roland Garros fue el escenario perfecto para que dos de los mejores tenistas del mundo protagonizaran la final que todo el mundo quería ver.

En el estadio todos buscaban un mínimo espacio para observar el duelo de titanes, todos los lugares estaban ocupados y en los pasillos había personas de pie intentando ver a lo lejos cómo se movían en la arcilla, esta locura sólo la provocan Alcaraz y Djokovic.

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Agresivos en el fondo y estratégicos en la red, así se puede definir el tenis que desplegaron el español y el serbio porque siempre se pusieron al margen, ninguno de los logró quebrar a su rival en ambos sets se tuvieron que decir en Tie Break.

La ventaja obtenida de Novak en el primer set parecía que había despertado la furia de Alcaraz y quizá sí, pero en el segundo set la ansiedad fue mejor manejada por Nole quien vio a un Carlos derrotado y cansado para llevarse el doble 7(7)-6.

Djokovic primero celebró en la cancha, sacó toda su felicidad en un efusivo grito mientras los asistentes lo ovacionaban.

El serbio se levantó y salió corriendo a la tribuna para festejar esta histórica victoria con un abrazo de su familia.

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