Por: Psic. Xochitl González

Al escuchar estas dos palabras pensamos en los pilares de gran parte de la sociedad.

El trabajo y la familia son considerados como entornos en donde el ser humano pasa la mayoría del tiempo de su vida.

Tal vez podríamos pensar que la diferencia entre el trabajo y la familia es que en el trabajo buscamos producir y la familia es un lugar de convivencia; sin embargo, si nos apegamos a la realidad, en ambos ámbitos se realizan las dos actividades, tanto producir como convivir.

En ocasiones se ha dicho que el trabajo es como la familia de algunas personas y existen personas que su trabajo es dedicarse a su familia. Es más, existen personas que en el trabajo han encontrado a su familia.

Con el tiempo estos dos términos se han ido acercando; es curioso que cuando la gente llega de su trabajo a su casa, habla de lo que sucedió en el trabajo y cuando la gente está en el trabajo, se siente bien hablando de su familia.

Entonces ¿por qué siempre se contraponen? Creo que la mayoría hemos estado en una situación donde la familia o el trabajo se disputan un lugar en nuestro corazones; esto nos hace pensar que es normal el hecho de que, en ocasiones, debamos decidir entre uno u otro, por más difícil que sea para nosotros.

Pero porqué ¿ponerlos a pelear? Trabajo vs. Familia, no parece ser una pelea muy justa, en realidad no lo es, ya que no podemos comparar o poner en disputa dos cosas con significado distinto para nosotros. Lo importante es saber que uno no elimina al otro o viceversa, que tenemos la opción de tener una relación sana con nuestra familia y ser exitosos en el trabajo.  En ocasiones existe la creencia de que para ser exitoso en un trabajo se debe dejar todo de lado o que para lograr una buena convivencia laboral debemos sacrificar muchas oportunidades en el trabajo.

Dentro de todas las opciones o posibilidades que tenemos en nuestra vida, está el poder combinar diferentes pasiones y actividades.  Lo importante es conocer los logros personales que tenemos en ese momento, para poder dar prioridad a nuestras actividades.   Es decir, disfrutar y concentrarnos en el trabajo, en el momento que hayamos decidido estar ahí, así como dedicarnos totalmente a la familia cuando estamos con ellos, lograr integrarnos con ésta y convivir de manera completa.

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Sea lo que sea que nos encontremos haciendo, el tener un interés genuino en nuestras actividades nos ayudará a obtener buenos resultados y lo más importante: a estar tranquilos con nosotros mismos.

El ser humano tiene la gran capacidad de dedicarse, amar y llevar a cabo distintas actividades en un mismo período de su vida, lo importante es tener claro, ¿qué es lo que queremos lograr en cada uno de estos ámbitos? Y actuar de acuerdo a nuestras necesidades y capacidades, tomando en cuenta a la gente que nos rodea y al entorno.

Por: Psic. Xochitl González

Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM).

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