Por: Valeria Schapira, experta en relaciones para

Se acercan los días en que los psicólogos tienen alta demanda porque nos irritamos y angustiamos más que de costumbre. Estamos ansiosos, estresados, hipersensibles... Corremos sin prisa y sin pausa para terminar los pendientes. Las pérdidas y distanciamientos parecen dolernos más que nunca. Son fechas movilizadoras, claro, pero podemos elegir que este fin de año sea el comienzo de una manera diferente de vivir, con mayor aceptación y empatía.

Haz una pausa en tu frenesí y formúlate estas preguntas:

1. ¿Sufres de ansiedad, irritabilidad o estrés?

No estás solo. Los especialistas coinciden en que se trata de un fenómeno estacional que afecta a gran parte de la población. Detente. Respira. No es el fin del mundo. Puedes cambiar tu manera de percibir tus circunstancias, aunque no puedas modificarlas.

2. ¿Te angustian las fiestas?

Distintos estudios han demostrado que durante los últimos días del año se incrementan los niveles de malestar e insatisfacción. Los disparadores son múltiples: las exigencias externas, la propia presión por no haber cumplido ciertas metas en el ciclo que termina, las disputas familiares, las limitaciones económicas y la imposición social de ser feliz en las fiestas. Hay personas que se angustian por el solo hecho de entrar a un comercio con decoraciones navideñas. Así como muchas familias se reúnen a brindar y celebrar el hecho de estar juntos, también existe mucha gente que se siente sola. Si es tu caso, plantéate alternativas, aunque no sean las que hubieras soñado: ¿compartir la mesa con la familia de un amigo?, ¿hacer un viaje?, ¿juntarte con amigos que estén solos?, ¿prestar servicio a una ONG? Escucha a tu corazón y tendrás la respuesta.

¿Qué tal si intentamos tener un buen fin de año?
¿Qué tal si intentamos tener un buen fin de año?

3. ¿Haces balances?

Los balances suelen ser crueles porque, en general, nos centramos en lo que no salió como esperábamos, en lo que fallamos, en las pérdidas… Si vas a evaluar el año que se va, intenta centrarte en tus logros y en tus intentos de superación, más que en lo que no salió como querías. Prémiate por tus avances y detecta en qué quieres centrar tus energías para hacer foco allí en los días venideros.

¿Qué tal si intentamos tener un buen fin de año?
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5. ¿Diste las gracias?

Puede que te preguntes porqué deberías hacerlo. Si aún no lo sabes, te invito a tomar lápiz y papel y enumerar la cantidad de cosas buenas que hay en tu vida, entre ellas las personas que te quieren, tu salud, tu trabajo… Si algo no está como te gustaría, simplemente agradece tus ganas de seguir luchando para estar mejor y evolucionar. La lista de gratitud es muy efectiva y cambia la manera de mirar la vida. Agradecer nos permite atravesar lo que nos toca vivir con aceptación. Agradecer hace que, aunque estemos en un mal momento y creamos que nada hay para celebrar, renovemos la esperanza. Agradecer hace a nuestro ser.

¿Qué tal si intentamos tener un buen fin de año?
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6. ¿Tus relaciones no te satisfacen?

Si estás distanciado de un amigo o alguien de tu familia, toma las fiestas como una excusa para limar asperezas. No significa que te fuerces a retomar vínculos que te dañan o que hagas de cuenta que nada ha pasado si te lastimaron, sino que dejes ir tus rencores, que perdones al otro y te perdones por aquello que en su momento los distanció. Esto es liberador, sobre todo para ti.

¿Qué tal si intentamos tener un buen fin de año?
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