Acerca de la figura de Hitler se han tejido muchos mitos, se conoce mucho de sus acciones, pero como pasa con los personajes célebres (en este caso por razones trágicas) no se sabe ni la mitad de lo que en realidad eran.
En 2005, los medios hicieron gran revuelo por la noticia de que Hitler encargó, durante la Segunda Guerra Mundial, la fabricación de una muñeca inflable que se repartiría entre los soldados alemanes para que pudieran dar rienda suelta a sus deseos sexuales sin la necesidad de contraer una enfermedad venérea.
De acuerdo con Muy Interesante, la idea era que cada soldado llevara una muñeca en su mochila, tal como los objetos vitales para subsistir.
Los informes señalan que en 1940, el líder alemán pidió al médico danés Olen Hannussen creara un prototipo de muñeca en plástico, que más tarde sería fabricada en serie en Dresde.
Rubia, de ojos azules, tenía que medir 1.76 m, con labios y senos grandes; cabeza y brazos bien articulados y ombligo bien diseñado. Le pusieron por nombre Borghild, extraído de la mitología nórdica. Pero había una complicación, tenía que ser real, una piel texturizada y órganos sexuales bien definidos.
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El equipo al mando del proyecto, según información de Perú, logró que las atletas Wilhelmina von Bremen y Annette Walter (algunos niegan que esto haya sido cierto) prestaran sus cuerpos para basar en ellos la muñeca, pero al hacer el rostro hallaron una complicación, pues la actriz Käthe von Nagy se negó a participar en la idea.
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Según el diario El Mundo, el proyecto de la muñeca no se llevó a cabo, pues se vio frustrado cuando el bombardeo aliado de la ciudad alemana de Dresde destruyó la fábrica que había recibido el encargo.
El equipo alemán llegó a desarrollar polímeros especiales similares a la piel y presentó en 1941 tres tipos de muñecas de diferentes alturas, pero las dudas persisten sobre la existencia de esta muñeca.