Por: Valeria Schapira, experta en relaciones para Match.com
Él te planteó que no quiere que empieces a trabajar. O sugirió dejes tu puesto actual. Algunas de sus razones: que deberías pasar más tiempo con los niños, que no pones energía en la relación, que las mujeres tienen que estar en el hogar, que te ves cansada, que el dinero que ganas no hace diferencia...
Lo cierto es que tú disfrutas de tu trabajo, te sientes bien en ese ámbito y lo consideras un buen lugar de desarrollo profesional y personal. Se lo comentas y él insiste en su postura. Es lógico que te duela no sentirte apoyada por tu compañero en un tema tan importante. Trata de escuchar sus argumentos y expone los tuyos. No te angusties ni te dejes convencer; trata de interpretar sus argumentaciones para saber si tienen alguna justificación Y, sobre todo, ten lucidez al momento de tomar una decisión para que la misma no contradiga tu sentir.
1. “El dinero que ganas no es significativo”: quizás no lo sea a nivel familiar pero lo es para tu economía personal. No deseas solicitarle dinero a tu novio o marido cuando siempre has tenido autonomía económica. Muchas parejas consensúan que la mujer – o el hombre – no trabaje porque pagar a quienes cuidan a los hijos a veces es más costoso que quedarse en casa, por ejemplo. Evalúa si este es el caso y si deseas circunscribirte al ámbito doméstico. Quizás quieras seguir trabajando porque te hace bien, porque amplías tu círculo social, porque lo ves un puente hacia tu desarrollo o simplemente porque te tranquiliza saber que no dependes económicamente de nadie. Que uno aporte más que el otro no lo hace más “importante” en la relación. El dinero puede llegar a constituirse en un tema de poder. Si esto está ocurriendo, enciende las alarmas.
2. “Una madre debe estar en el hogar”: que trabajes no quiere decir que no compartas tiempo familiar. Cantidad no implica calidad. Quizás combinar un poco tus actividades favorezca el vínculo con los hijos, por ejemplo. No te dejes presionar.
3. “Necesitas compartir más en pareja”: ¿realmente pasan poco tiempo de calidad juntos? ¿Por qué achacarlo a lo profesional? Quizás necesiten dialogar acerca de las causas reales del desencuentro. ¿Exceso de actividades de alguno de ambos? ¿Falta de comunicación? Es importante que los pactos de pareja sean claros. Quizás él tenga expectativas sobre el vínculo que no coincidan con las tuyas y el tema laboral sea solo el disparador de algo más profundo.
4. “Tu trabajo no te ayuda a crecer”: ten cuidado con naturalizar este tipo de argumentaciones. Si él desmerece tu ocupación, si te dice o sugiere que lo que haces no es trascendente, que es algo menor, es una forma de manipularte y maltratarte. Hay quienes solo logran sentirse importantes descalificando al otro y relativizando sus logros. No lo permitas.
5. “El ambiente de tu trabajo no es bueno”: en todo caso, has de ser tú quien analice si esto es así y decidas en consecuencia. Detrás de juicios de estas características suelen enmascararse los celos y la necesidad de controlar al otro.
Pregúntate qué ocurrió con tu pareja desde que lo conociste. ¿Siempre tuvo posturas radicales o está buscando argumentaciones para tenerte bajo su control? Quizás siempre estuviste al lado de una persona machista y controladora y no quisiste o no pudiste verlo en su justa dimensión. En lugar de entristecerte, agradece la posibilidad de tener una perspectiva clara sobre tu compañero para poder decidir si quieres o no seguir con él.
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