Por: Psic. Juan Carlos Botis

A lo largo de los últimos 30 años se han gestado una serie de cambios a nivel sociocultural que han tenido su influencia en la composición de una parte de las familias. A partir de la década de 1980 se empezó a notar un incremento significativo en la prevalencia de los hijos únicos. Factores como la planificación familiar, las limitantes económicas y el incremento de la participación laboral de las mujeres han entrado en juego para que las parejas tomen la decisión de tener un solo hijo. Incluso en México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reportaba en 2011 un incremento de las familias con un solo hijo, representando el 15% de la población total.

Pero, ¿cuáles son las ideas que se nos vienen a la mente cuando pensamos en el hijo único? Uno de los estereotipos más comunes alrededor de éstos es la imagen negativa de que tienden a ser egoístas, mimados y sobreprotegidos. Sin embargo, como sucede tan a menudo, la realidad suele ser mucho más compleja.

En cuanto a la interacción con los pares y el desarrollo de habilidades sociales, una de las características más notables en los hijos únicos es el cómo se desenvuelven en el entorno social. Un estudio realizado en 2002 por la Universidad de Memphis apuntaba que los hijos únicos tenían una cantidad y calidad de amistades similares a las de sus pares con hermanos, pero tendían  a ser menos aceptados por compañeros de clases y ser agredidos o victimizados. Es así que los investigadores señalaban la influencia que juega el papel de los hermanos en la resolución de conflictos. Después de todo, las relaciones entre hermanos representan un buen simulacro, además de tener una influencia indirecta, ya que la manera en la que cada hijo se relaciona con los padres influye en la interacción entre hermanos. Por ejemplo, las rivalidades y riñas entre hermanos pueden dar pauta a poder expresar el enojo sin que esto signifique el fin de la relación con otro.

¿Qué podemos hacer? Ahora bien, esto no significa que exista una predisposición en los hijos únicos para la adaptación social. Como padres, podemos enseñar a nuestros hijos como manejar conflictos de manera que ellos puedan replicar las estrategias y solucionar los conflictos por sí mismos. Una interacción constante con amigos y compañeros de clase o familiares de edades similares puede proveerlos de escenarios para práctica y experiencia.

En lo que respecta a las dinámicas familiares, otra de las características más representativas de los hijos únicos es la intensidad de sus dinámicas familiares. Esto es debido a que al ser menor el número de integrantes de la familia, cobra más importancia la relación con los padres. Esto funge como un arma de doble filo: por un lado la relación padres-hijo está considerada como uno de los indicadores primarios en el desarrollo positivo de los hijos únicos, aunque en contraparte está el riesgo que la ausencia de hermanos y una relación más cercana con los padres provoque un incremento de la sensibilidad ante problemas de los padres.

Como padres, ¿qué podemos hacer? Es importante evitar hacer que nuestros hijos vivan nuestros problemas y metas como propios. De manera análoga, aunque la relación tienda a ser cercana también es necesario poner límites entre padres e hijos, de manera que ellos no sientan que tienen influencia en las decisiones que se toman como padres. Adicionalmente, es recomendable realizar actividades que promuevan la independencia de los niños.

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Las expectativas giran alrededor de losestudios realizados en la última década donde se ha observado que una de las diferencias entre los niños con hermanos y los hijos únicos es que éstos últimos tienden a mostrar un mejor desempeño académico y suelen ser más precoces. De manera similar, se ha observado que en cuanto a cognición se refiere, los hijos únicos suelen dar atribuciones internas a sus acciones, independientemente de si el desempeño fue bueno o no. Esto indica que no sólo cuentan con un mayor grado de responsabilidad a comparación de sus otros pares, sino que se enfrentan a un reto adicional: los hijos únicos pueden mostrar resistencia a ser ayudados. Esto puede deberse al deseo por complacer a los padres.

Como se mencionó anteriormente, es importante evitar hacer suyos los problemas y metas de los padres. Por otro lado, es importante hablar con ellos y mencionar que el amor no está condicionado al desempeño.

Psic. Juan Carlos Botis

Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM)

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