Nuestro cuerpo responde a señales químicas a las que reaccionan las células, mientras que por otro lado hay un conjunto de nervios que activan músculos y recogen información de los órganos y los sentidos para enviarla al cerebro. Una parte del sistema nervios que actúa de forma voluntaria y la otra con autonomía.
La parte autónoma, dirige, los latidos de tu corazón o el movimiento de los intestinos, y tiene dos estados posibles, el parasimpático y el simpático.
El parasimpático está activo cuando estás en estado de relajación y tranquilidad, pero alista a tu cuerpo para actuar si tiene que reaccionar de manera inmediata, por ejemplo, en caso de peligro; de tal forma que activa el estado simpático en el que nuestro cuerpo está tenso, sudoroso, con adrenalina, un aumento en el ritmo cardiaco y en la presión, además de una dilatación de las pupilas. ¿Te suena?
Sí, esto es lo que pasa durante el orgasmo, por lo cual, tener las pupilas activadas es un dato curioso, pero de suma importancia, así lo señala la página fundacionunam.org.mx
[[{"type":"media","view_mode":"media_original","fid":"18639","attributes":{"alt":"","class":"media-image","height":"433","style":"display: block; margin-left: auto; margin-right: auto;","width":"650"}}]]
Quizá a muchos chicos les habrá pasado que están con la persona que les gusta, mentalmente excitados pero tan nerviosos que son incapaces de tener una erección. Esto ocurre en realidad porque el estrés ha activado las fibras simpáticas antes de tiempo, lo que hace que se retire la sangre de las funciones corporales prescindibles para enviarla a los músculos.
Si una situación de estrés activa el sistema simpático, por muy excitado que esté un hombre, su cuerpo va a retirar la sangre del pene para enviarla a los músculos, haciendo que sea imposible tener una erección.
Hay otra implicación, una vez iniciada la relación sexual, para llegar al orgasmo se requiere de la activación de esas fibras simpáticas. Es por ello que para algunas mujeres a las que les cuesta trabajo llegar al orgasmo, el estrés o la tensión pueden facilitarlo, así lo señala la revista comoves.unam.mx