Un rompimiento amoroso siempre es difícil. Es un momento en el que se pierden las esperanzas, sueños y compañía que se habían construido en una relación. Es un momento también en el que uno puede temer no volver a encontrar otra persona con quien compartir lo que acaba de perder. Después de todo, una separación es una pérdida y, como toda pérdida, implica un proceso de duelo y de superación.
La forma en la que se viva la separación depende de la persona en cuestión, de la duración o la importancia de la relación, de la forma en que terminó, entre muchos otros factores. No es lo mismo, por ejemplo, enfrentar una separación que sucedió por una infidelidad que una relación que terminó de buena forma porque uno de los miembros tuvo que mudarse a otro país. De la misma forma, el comportamiento que uno tiene al terminar una relación es evidencia de las dificultades que se tiene como persona, como puede ser el no poder estar solo o el caer en un patrón de relaciones destructivas.
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Los conflictos personales que uno tenía antes de empezar una relación pueden alimentarse del rompimiento y complicar la superación de éste. A pesar de esto, se puede hablar de algunos factores que existen en la mayoría de las separaciones sin que necesariamente lleven este orden. En primer lugar, enfocarse en los aspectos negativos de la relación, en las cosas con las que uno no estaba feliz y que llevaron al término de ésta. Después de esto, puede haber un periodo en el que uno se enfoca en las partes positivas de la relación, en los recuerdos y buenos momentos que se vivieron, por ejemplo.
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Finalmente, uno puede tomar ambas partes y ver la relación que termina como un todo. Normalmente, no es tan simple, pues cada relación es diferente e, incluso, es posible quedarse atorado en algún momento del proceso. Una persona puede vivir el resto de su vida resentida con una pareja anterior y llevar ese enojo al resto de sus relaciones. Otra persona puede vivirse como la culpable de que terminó una buena relación y tener miedo de volver a comprometerse románticamente con alguien más. Alguien más puede hacerse a la idea de que no le afectó en nada la separación. Idealmente una persona pasara por estas etapas pero sin estancarse y, eventualmente, poder aceptar la pérdida de una relación y que ésta se convierta en un recuerdo más.
Pero, ¿Cómo puede superarse una separación? Lo más importante para superar una separación es darse el tiempo para hacerlo. El proceso que ocurre después de una separación es difícil y doloroso por lo que mucha gente trata de superarlo lo más pronto posible; por ejemplo, iniciando una relación justo después de un rompimiento, esperando que esta nueva persona cubra el espacio que dejó la pareja anterior. O bien, puede volcarse a su trabajo o a cualquier actividad para pensar lo menos posible en el rompimiento. También puede ocurrir que los familiares y amigos presionen, con las mejores intenciones, a la persona para que se restablezca en el menor tiempo posible. En sí, no tiene nada de malo querer superar una relación en el menor tiempo posible. No hay nada de malo o nocivo en empezar una nueva relación, en concentrarse en el trabajo o en otras actividades y amigos. Más bien, es una cuestión de balance y preguntarse si no será posible que se esté recurriendo a algún comportamiento en particular por negar el dolor que acompaña el término de una relación.
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En mi opinión, no hay otra cosa más importante que el tiempo para superar una relación pero hay actividades que pueden ayudar a sobrellevar este proceso. Una separación no tiene por qué ser solo una pérdida, puede ser una oportunidad de aprender de uno mismo y de desarrollarse emocionalmente y también en otras áreas de la vida. En muchas ocasiones una separación permite descubrir nuevas facetas de uno mismo y recuperar cosas que se habían perdido dentro de la relación; esto es frecuente al término de relaciones abusivas o decepcionantes. Acercarse a amigos y familiares o retomar actividades que se habían dejado de lado durante la relación puede ayudar a tolerar de mejor forma la separación. Cuando esto no es suficiente siempre puede recurrir al apoyo psicológico.
Psic. Luis Gerardo Montes
Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM)
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