¡Oh, el amor! ¡Oh, el desamor! Todos hemos sentido esa ola de hormonas que inunda nuestra cabeza cada vez que miramos a ese ser que nos trae rogándole a los dioses que nos conceda la gracia de tomar su mano para el resto de la vida. A veces nos arrolla como un maldito tren bala, en otras nos permite disfrutar de las mieles de su sabor, pero ¿qué pasa cuando ya no hay más?

A veces nuestro amor nunca fue correspondido y para eso la ciencia tiene una respuesta ¿por qué es que nos clavamos de más con ese “chico del Apartamento 512” que hace nuestro corazón latir, pero no más no nos pela? Según los expertos, esos amores imposibles o que no nos corresponden, sí, se aferran como garrapata a nuestro cerebro y todo está en la dopamina, esta sustancia se asocia con el enamoramiento, la motivación y las conductas para alcanzar un objetivo, pero cuando en ese objeto de nuestro deseo y nosotros se interpone algo, ya sea que no nos pela o que simplemente no se puede, la necesidad de conseguir nuestro objetivo se intensifica y los sentimientos también. De ahí el efecto “Romeo y Julieta”, sí, nos gusta sufrir, así lo señala 

Sí, se murió el amor... (como dijera Mijares)

Todos hemos estado en esa relación en la que eras MUY feliz, saltaban pingüinos y flores cada que veías a ese crush, pero de pronto algo cambió, ya no es como antes, ya no me prende igual, ya no tengo tantas ganas de verlo. Es posible que tengas una relación sólida y que ames a la otra persona aún, entonces ¿qué pasa? La maldita dopamina otra vez, Eduardo Calixto, jefe de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, dijo a National Geographic que los receptores de dopamina comienza a perder sensibilidad, por eso, es casi seguro que a los tres años de relación, el enamoramiento va desapareciendo, pero no chicos, la terrible historia no termina ahí. No. ¿Quién la sustituye? La oxitocina, la hormona relacionada con el apego. ¡Yisus!

¿Por qué sufres cuando ese mal hombre te rompe el corazón?

Porque eso de nadie sabe lo que tiene es muy acertado. Según Helen Fisher, experta en estos temas, sentimos "la atracción de la frustración”, lo que significa que volvemos a sentir la pasión que ya no había al final de la relación, por eso no queremos terminar, tal vez esa cosa ya está rota, pero el querer recuperar a la pareja, activa en nuestro cerebro la maldita dopamina (sí, otra vez) por eso parece que estamos igual de enamorados que el día uno, aunque esto no sea cierto.

¿Del amor al odio?

Sí, muchachos, y ¿por qué creen? Por la maldita dopamina. Según Fisher, cuando alguien termina con nosotros, nuestra escala de odio a esa persona pasa del cero al 100 en un segundo, así como late nuestro corazón por amor, también lo hace con el odio. Y hay una razón muy ¿simple? Si se analizan los ciclos cardíacos de una persona, no se puede apreciar si su corazón late así porque acaba de matar o tuvo un orgasmo. ¿WTF?

Si estás pasando por un mal momento, estas frases que hemos recopilado en De10.mx, te darán mucho que pensar, pero un consejo extra es que comas chocolate, sí, tu cuerpo necesita la feniletilamina, que obtenías al estar en una relación, esa hormona ya no está y tu organismo la requiere, así que puedes sustituir el amor de esa mujer terrible y pendenciera con algo de chocolate.

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