En el Estadio Alfredo Harp Helú de la Ciudad de México, el legendario Robinson Canó compartió un momento especial con su hijo, Robinson Canó Jr.
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Ambos se unieron para un entrenamiento con los Diablos Rojos del México de la Liga Mexicana de Béisbol. Sin embargo, el hecho fue más que un entrenamiento; fue una manifestación palpable del talento heredado y la pasión compartida por el beisbol.
Desde temprana edad, Robinson Canó Jr. ha demostrado un impresionante dominio en el fildeo, emulando la técnica característica de su padre. Con cada rola que se acercaba, la sincronización entre padre e hijo era evidente, capturando cada bola con precisión y gracia. La habilidad y el estilo de Canó Jr. recordaron los movimientos fluidos que hicieron famoso a su padre en las Grandes Ligas.
Robinson Canó, conocido por su habilidad defensiva y su dominio en el bateo, no ocultó su orgullo al ver a su hijo destacarse en terreno de juego. Cada lanzamiento y cada atrapada eran momentos de enseñanza y aprendizaje mutuo, un legado transmitido con cada movimiento compartido entre ambos.
Para Robinson Miguel Canó Castro, nombre del joven pelotero, este entrenamiento no solo representó una oportunidad para aprender de uno de los mejores, sino también para afianzar su propia identidad como jugador de béisbol. La escena no solo resonó en el estadio, sino también en las redes sociales y medios deportivos, donde se destacó la destreza natural de Canó Jr. y su prometedor futuro en el deporte.