El programador informático brasileño Carlos Marins grita y gesticula. No está sufriendo por Flamengo o Corinthians: toda su atención está enfocada en que los San Francisco 49ers lleguen al .

Marins tampoco es un expatriado desarraigado viendo los 'playoffs' de la NFL en Estados Unidos. Se trata de un aficionado, con camiseta y bufanda de los 'Niners', en un bar de Brasil, la tierra de Neymar, Ronaldo y Pelé, donde otro futbol -el americano- está en auge.

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"Hace tres Super Bowls, vi el partido con mi hermano. Hace dos Super Bowls, con mi hermano, mi novia y algunos amigos. Hoy, lo estoy viendo con toda esta gente", dice Marins, de 28 años, mirando alrededor del abarrotado local de Río de Janeiro, cuyas cuatro pantallas gigantes muestran el juego de desempate de San Francisco contra los Green Bay Packers.

El futbol americano, dice, está "creciendo ante nuestros ojos" en Brasil, donde se espera que millones de personas vean a los 49ers jugar el Super Bowl el domingo contra los Kansas City Chiefs (el equipo del novio de Taylor Swift, para los no iniciados).

"Puede que yo sea uno de los locos que lo hacen crecer. Grito, hago ruido... Me gusta seducir a todos quienes conozco para que amen el fútbol americano", añade Marins, que eligió a los 'Niners' como equipo porque le gustaba su antiguo mariscal de campo, el activista por los derechos de los negros Colin Kaepernick.

Con 203 millones de habitantes, Brasil es ahora el segundo mayor mercado internacional de la NFL, después de México.

Tiene 38 millones de aficionados, más del 20% de ellos "ávidos seguidores", según un estudio encargado por la liga. En 2015, eran solo tres millones.

Y la liga devuelve el cariño: la próxima temporada celebrará su primer partido en Brasil. Sao Paulo se convertirá en la primera ciudad sudamericana en albergar un juego y se unirá a Londres y Múnich en el calendario internacional de la NFL.

Los Philadelphia Eagles jugarán su primer partido de la temporada, contra un equipo por decidir, el 6 de septiembre en el Neo Química Arena, hogar del Corinthians, segundo club de futbol más popular de Brasil.

El hermano gemelo de Marins, Caio, otro gran aficionado, asegura que ya reservó sus vacaciones para viajar a Sao Paulo: "No me lo perdería por nada del mundo".

¿Pero cómo hizo el fútbol americano, considerado imposible de entender en gran parte del mundo, para ganar adeptos en el país del "deporte rey"?

Pedro Rego Monteiro, director ejecutivo de la agencia de mercadeo de la NFL en Brasil, Effect Sport, ofrece varias argumentos.

Entre estos: a los brasileños les encanta la cultura estadounidense y los anuncios publicitarios del Super Bowl; los 'playoffs' coinciden con el tiempo muerto de la liga brasileña de fútbol; y el trabajo de marketing de la NFL.

Luego está el impacto del hombre conocido desde hace tiempo en Brasil como "Sr Gisele Bundchen": el legendario 'quarterback' Tom Brady, dueño del récord de siete anillos del Super Bowl y exesposo de la modelo brasileña.

Debido en gran parte a Bundchen, el entusiasmo por Brady y su principal equipo, los New England Patriots, "creció absurdamente" en Brasil, dice Monteiro.

Cristiane Kajiwara, presidenta de la Confederación Brasileña de Fútbol Americano (CBFA), tiene otra explicación: el éxodo de las principales estrellas del fútbol brasileño a ligas más lucrativas en el extranjero.

"Esto ha abierto el camino a otros deportes", explica a la AFP. Además, cada vez son más los brasileños que aprenden a jugar al fútbol americano.

Mientras entrena bajo la lluvia con casco y protecciones con su equipo amateur, Rio Football Academy, el 'linebacker' Gabriel Stutz afirma que le encantaría tener la oportunidad de jugar profesionalmente en Brasil.

"Es el sueño de cualquier niño", afirma este teniente del ejército y estudiante de psicología, de 24 años.

En Brasil hay unos 300 equipos de fútbol americano, entre tradicional y fútbol bandera. La CBFA, fundada en 2000, organiza campeonatos regionales y nacionales.

La inclusión del fútbol bandera (flag football) en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles-2028 ha impulsado aún más el deporte, afirma Kajiwara.

La selección femenina brasileña de esa modalidad ocupa el cuarto puesto en la clasificación mundial. Pero hay realismo sobre la magnitud del boom.

"¿Vamos a tener algún día más aficionados brasileños a la NFL que al fútbol? Probablemente no", afirma Monteiro.

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