Seguramente los has visto por las calles… los xoloitzcuintles son perros únicos, que llaman la atención y provocan curiosidad por su peculiar aspecto. Además de ser juguetones y muy simpáticos, estos perros cuentan con una tradición e historia que pocos conocen.
Si estás pensando en tener un ejemplar de esta raza o simplemente quieres conocer más sobre ellos, sigue leyendo. En De10.mx te presentamos todo lo que tienes que saber sobre los famosos xoloitzcuintles.
Como ustedes ya sabe, los políticos mexicanos son muy ocurrentes, y en esta ocasión fue el senado morenistas quienes pensaron que a la CDMX le faltaba una mascota y como los perros están de moda, eligieron a la raza Xoloitzcuintles como un representante histórico y como patrimonio cultural de nuestra ciudad.
Esta propuesta fue lanzada específicamente por los legisladores Citlali Hernández, Jesusa Rodríguez y Martí Batres; ya que consideran a los perros xolos como un símbolo de mexicanidad y de resistencia, ya que es una de las pocas razas de perros cien por ciento mexicanas.
De hecho, Martí Batres resaltó que, con el triunfo de la Revolución Mexicana y el auge del nacionalismo revolucionario, los Xoloitzcuintle regresaron a la Ciudad de México de la mano de personajes como Diego Rivera y Frida Kahlo.
Pero para que conozcas más sobre los Xoloitzcuintles aquí te contamos que no todos los ejemplares de esta raza son sin pelo…
Cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, encontraron a un extraño espécimen de perro, llamado Xoloitzcuintli en náhuatl. Los conquistadores refieren que los nativos se referían a estos curiosos animales sin pelaje como Techichi, Teuitzotl, Xochicoyotl, Tetlamin y Itzcuintli.
Su nombre original está compuesto por el vocablo Xolotl (Dios Xolotl) e Itzcuintli (perro, paje). Estos perros tenían una importancia simbólica dentro de las religiones mesoamericanas.
El dios Xolotl tenía forma de perro sin pelo y podía cambiar de forma en varios animales. Ademés, tenía una relación con el inframundo.
De acuerdo con cronistas como Fray Bernardino de Sahagún, en el mercado de Acolman se vendían cerca de 400 perros diarios, mientras que otros refieren que Moctezuma tenía un centenar de estos animales.
(Foto: Emmanuel.casimiroh/Wikicommons)
Aunque eran usados como compañía, los xoloitzcuintles también servían como sacrificios. En Tlaxcala, durante los tiempos de gran sequía, se usaba a estos animales como ofrenda para pedir lluvia a los dioses.
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En las culturas mesoamericanas también se creía que las almas tenían que atravesar distintos parajes para alcanzar el paraíso después de la muerte. Uno de los retos que las ánimas tenían que sortear, era cruzar el río Chignuahuapan y podrían ser ayudados por un xoloitzcuintle.
Además, se consideraba que tenían poderes curativos, ya que podían “sanar” los malestares causados por el asma, los cólicos menstruales o el reumatismo. Bastaba con dormir con uno de estos animales para sentir los beneficios. Eso sí, el xoloitzcuintle tenía que ser bañado al día siguiente, para limpiarlo de la enfermedad.
De acuerdo con la Federación Canófila Mexicana, la característica principal de los xoloitzcuintles es la ausencia total de pelo en el cuerpo, aunque pueden presentar un poco en la cabeza, las patas y la cola.
En algunos ejemplares, la lengua va de fuera y de lado. Este curioso look se debe a que en muchos xoloitzcuintles, están ausentes los dientes premolares e incisivos. Aunque muchos perros de esta raza nacen con la dentadura completa, la mayoría la pierde en la primera muda o años posteriores, sin que esto afecte su salud.
Kiwi es una xoloitzcuintle sin pelaje. (Foto: De10.mx/Cinthya Sánchez)
Uno de los mitos más comunes sobre los xoloitzcuintle es que poseen un grado distinto de temperatura corporal más alta a la de otros perros, lo cuál, de acuerdo con la Federación Canófila Mexicana, se trata sólo de un mito, ya que esta raza tiene una temperatura de 38º C, en promedio.
Este mito surgió porque al tocar a los xoloitzcuintle, las personas perciben un calor especial, pero esto se replicaría en cualquier perro si no tuviéramos el pelaje entre su piel y la nuestra.
Los xoloitzcuintles sudan por la piel y son ideales para las personas asmáticas, ya que al no poseer pelaje, se reducen las causas de alergia.
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Debido a las variaciones genéticas en esta raza, ¡sí existen xoloitzcuintles con pelo! En la misma camada, se pueden encontrar a animales con y sin pelaje, aunque estos últimos son los más populares.
El resultado de los xoloitzcuintles con pelaje no se debe a que se hayan cruzado con otras razas con la llegada de los españoles, como mucha gente cree, sino simplemente a la variación genética.
La raza de los xoloitzcuintles es portadora de un gen dominante recesivo, el cual causa una displasia (difusión) dérmica (en la piel). Este mismo gen provoca una hiperpigmentación de la piel, dándole su color característico. Y en algunos ejemplares, mutaciones genéticas provocan que este gen esté ausente o no sea tan predominante.
Nala, de la misma camada de Kiwi, sí presenta pelaje (Foto: De10.mx/Cinthya Sánchez)
En cierto punto, durante la Conquista, estos perros casi desaparecen. Aún en el siglo pasado, los franceses usaban su piel para la elaboración de artículos y accesorios.
Sin embargo, los xoloitzcuintles sobrevivieron y se convirtieron en la raza favorita de muchos personajes relevantes de la cultura. Un ejemplo fue el pintor Diego Rivera, quien llegó a poseer varios ejemplares y los plasmó en los murales del Palacio Nacional. Frida Khalo también era amante de los xoloitzcuintles y tenía un ejemplar llamado “Güera Chabela”.
Diego Rivera con un Xoloitzcuintle en Casa Azul (Foto: Wikicommons)
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