La transmisión del partido de la MLS entre Inter Miami y Cincinnati generó un inesperado revuelo, cuando la cámara captó una escena que sorprendió a muchos, sobre todo a los fanaticos del argentino Lionel Messi.
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Con el marcador 2-0 a favor del equipo de Miami, la transmisión enfocó a Antonela Roccuzzo, esposa del astro argentino, quien estaba en las gradas animando al club de su marido y de sus compañeros.
En un gesto de entusiasmo, Antonela se percató que estaba siendo enfocada por la cámara principal de la transmisión y comenzó a mandar besos a la lente, lo que parecía un momento de alegría y camaradería familiar.
Sin embargo, el escenario se complicó cuando la cámara hizo un movimiento inesperado.
Mientras Antonela continuaba con sus gestos cariñosos hacia la cámara, hecho que no pasó desapercibido por Lionel Messi; el enfoque cambió a Luis Suárez, quien estaba celebrando efusivamente uno de los goles que había anotado.
La secuencia de la transmisión mostró a Antonela enviando besos en un primer plano, solo para luego mostrar a Suárez en pleno festejo, lo que resultó en una imagen que provocó reacciones mixtas entre los aficionados y los medios.
La coincidencia de los besos de Antonela con la celebración de Suárez no pasó desapercibida y generó un aluvión de comentarios en redes sociales.
La escena, que parecía sacada de una película de comedia, puso en una situación incómoda a Antonela, quien no esperaba que su entusiasmo se viera acompañado por la celebración del delantero uruguayo.
Este momento inesperado hizo que las miradas se volvieran hacia Messi, que estaba observando la situación y tuvo que enfrentarse a una circunstancia que no estaba en los planes.
El impacto de esta transmisión provocó una serie de especulaciones y chismes en torno a la relación entre los jugadores y sus familias, aunque en realidad sólo se trató de un simple incidente televisivo.
En lo que respecta a lo que sucedió en el terreno de juego, Inter Miami logró asegurar una victoria importante con un doblete de Luis Suárez en menos de seis minutos, en un partido que marcó el regreso de la MLS tras la Leagues Cup.