Este miércoles Tigres venció a LAFC por penales y conquistó la Campeones Cup, derrotando por segunda ocasión al conjunto angelino en una final internacional. La figura del campeonato, una vez más, fue el portero argentino Nahuel Guzmán, que atajó dos penales y se robó los reflectores.
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Nahuel, acostumbrado a desconcentrar a los jugadores rivales, esta vez dio un paso adelante y decidió meterse con la afición local, para que se enfoquen en él y no molesten a Jesús Angulo, que iba a patear el penalti definitivo.
Se acercó a una de las tribunas del BMO Stadium repleta de aficionados del LAFC, extendió sus brazos y se quedó mirándolos fijamente.
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Después de atajar el penal de Ryan Hollingshead, Nahuel sabía que Tigres estaba a un paso de ser campeón, y quería robarse los reflectores del final.
Parado frente a los aficionados, Nahuel vio como le lanzaban vasos, botellas, y sólo fue protegido por dos elementos de seguridad. Incluso, una de las botellas que le lanzaron logró detenerla con la mano y responder con una mirada retadora a la grada.
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