Algo muy especial tenía que suceder en el juego entre las Chivas y Toluca para romper el molde del empate sin goles, para que alguien saliera con el brazo en alto, lo que al final consiguió el conjunto tapatío (1-0).

Cuando vino el tanto anulado a (muy polémico por eso del criterio arbitral), parecía que todo estaba condenado: El Rebaño quiso pero no pudo y los Diablos quisieron pero irse sin daño en su portería, esperando la vuelta con el cobijo de su afición en el infierno.

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El meter al Pocho Guzmán, el capitán de las Chivas venido a menos por problemas personales, parecía una medida desesperada de Fernando Gago, ya que en el resurgimiento del equipo en su gran cierre de torneo, poco o nada había tenido que ver.

Entró con ganas el volante, consciente de que su imagen se ha deteriodado en los dos últimos torneos con las Chivas. Peleó balones, gritó para alentar al equipo, pero su mejor jugada tenía que llegar.

Centro pasado de Cowell, Volpi se vuela pero alcanza a manotear el balón, el cual le cae al Piojo Alvarado, de pésimo partido, quien en un acto de inteligencia lo pasó a Guzmán y este no lo pensó, mandándolo al fondo de la portería, entrando por el ángulo superior de la izquierda (85’). Golazo de las Chivas que hace justicia al partido, porque no hizo mucho el Rebaño, pero sí lo necesario para llevarse la ventaja y tratar de cerrar su pase a las semifinales el sábado en el Nemesio Díez.

Quizá Chivas desperdició la primera parte. La sorpresiva entrada de Chicharito no dio los dividendos esperados y Toluca, con lo poco que mostró Alexis Vega, insultado y abucheado por la afición, presagiaba peligro, mas no el suficiente para mover la historia.

Hasta que llegó el Pocho y el libreto se movió. Golazo y abrazo con Chicharito para terminar las especulaciones. Chivas tiene ventaja, la preguna es si podrá manejarla.

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