Minutos antes de subirse al avión que lo llevó a Dinamarca, para incorporarse al FC Copenhague, Rodrigo Huescas dijo: "Agradezco a Cruz Azul por haberme dejado ir".
Sin embargo, el cuadro cementero demandó al futbolista, a sus representantes y al mismo equipo danés por diversos motivos, todo para provocar que el jugador dejara al club cementero por ir a Europa.
Cruz Azul ya envió la demanda a la FIFA y la organización, después de analizarla, la aceptó al considerar que hay elementos para llevar a cabo una diligencia.
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A Huescas
Cruz Azul demanda a Rodrigo Huescas por las siguientes causas:
- El jugador tenía contrato con Cruz Azul hasta junio del 2025 y no tenía autorización de dejar el país.
- Faltó al trabajo, es decir, a sus entrenamientos.
A los representantes
La directiva cementera va contra los agentes del futbolista: "Agencia AmEro Sports" por acciones que infringen el reglamento de agentes de la FIFA.
Según el reglamento, los Agentes no podrán incurrir en las siguientes conductas: "Contactar, entablar negociaciones, dar los pasos necesarios, solicitar o facilitar de modo alguno las conversaciones entre las partes con vistas a una transacción (incluidas declaraciones a los medios), relacionada con una persona con el objetivo de rescindir su contrato laboral de forma prematura sin causa justa o a incumplir las obligaciones de dicho contrato laboral ".
Al Copenhague
En la demanda también está señalado el equipo danés, Copenhague, por las siguientes causas:
- El pago de una cláusula de rescisión debe ser total e inmediata y el equipo danés quería hacerla en dos fechas, julio 2024 y febrero 2025.
- Las negociaciones comenzaron cuando el Copenhague se interesó en comprar al jugador de Cruz Azul, y después cerró las charlas sin explicación alguna.
- El equipo realizó una oferta por el mismo monto de la cláusula de rescisión.
Rodrigo Huescas ya fue presentado con el Copenhague y ya hasta entrenó con el equipo, pero esto no quiere decir que la novela haya terminado. La FIFA ya ha tomado el caso y deberá decidir quién tiene la razón.