Cruz Azul se salvó de ser derrotado frente al Seattle Sounders al empatar sin goles en el juego de ida por los octavos se final de la Copa de Campeones de Concacaf.
El cuadro de Vicente Sánchez fue de más a mucho menos. Aunque no generó llegadas de peligro en el primer tiempo, dominó el juego. En el segundo periodo todo se derrumbó y se salvó de ser derrotado pues hubo dos balones que fueron al poste de la portería de Kevin Mier.
La Máquina ahora deberá definir su pase en la Ciudad de México, pero su nivel preocupa demasiado.
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Cruz Azul jugó a lo de siempre, a tener mucho el balón y no saber qué hacer con él. Ser poseedor del esférico no le fue tan difícil, Seattle se lo entregó junto con el campo, se metió a su área y se dedicó a destruir.
Y Cruz Azul, aunque juega con el estilo que les heredó Martín Anselmi, poco a poco pierden la memoria en cuanto a variantes. Mucho estrellarse por el centro y más mandar balones al área solo como un recurso.
A pesar de que los cementeros tuvieron la posesión el Seattle fue el que más cerca estuvo de abrir el marcador en un contragolpe.
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Al iniciar la segunda parte los papeles se cambiaron. El conjunto celeste dejó de ser el cazador y se volvió el ratón. Un remate del equipo estadounidense se fue al poste. En una descolgada, Kevin Mier se equivocó, entregó el balón y la pelota se fue al fondo de la portería, pero el tanto fue anulado por fuera de lugar.
Minutos después Ferrería entró al área y otra vez el balón se negó a entrar, estrellándose en el metal.
Los cementeros nunca lograron hacerse otra vez del dominio del juego y terminaron jugando como equipo chico. El empate a cero no es malo para Cruz Azul, pero sí preocupante porque partido a partido el nivel va para abajo.