Fue un martes. Estaba nublado.
Ese martes, anterior al inicio de la Copa del Mundo de México 1970, marcó el destino, la carrera y la vida de Alberto Onofre, seleccionado nacional, y que era la esperanza, el as bajo la manga, la esperanza del equipo mexicano.
Alberto Onofre Cervantes falleció este día en la ciudad de Guadalajara a los 77 años, lejos de los reflectores que se proyectaban sobre él en su juventud, porque era el “crack” que el futbol mexicano esperaba, pero que nunca fue debido a una tragedia ocurrida a días de que iniciara el Mundial del 70, el que se jugaría en casa.
Un martes nublado.
El volante era un “diez” clásico, jugaba en las populares Chivas del Guadalajara que veían culminar su época del “Campeonísimo”, pero esperanzadas en ese joven delgado que, dicen los jugadores y periodistas de aquella época, era un jugador de una gran calidad, la cual nunca se había visto en México… Con él en la cancha, el equipo nacional al mando del técnico Raúl Cárdenas, tenía aspiraciones de romper la barrera de la primera fase e ir mucho más allá, quizá hasta las semifinales.
Mas el destino no quiso que fuera así.
El equipo mexicano entrenaba en ese martes nublado en el Centro de Capacitación, “no era un trabajo importante, era para soltarnos, jugamos un partido un día antes. Estábamos entrenando con tenis”, recordó en una entrevista para EL UNIVERSAL Deportes, Ignacio Basaguren, delantero del Atlante y del cuadro nacional.
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“A falta de unos diez minutos para que se suspendiera el entrenamiento, comenzó a chispear y no de manera que preocupara, un chipoteo muy leve, pero mojó el pasto”.
Los seleccionados jugaban una “cascarita”, juego en donde quizá nadie llevaba el marcador, era lo de menos en ese momento.
Pero vino la jugada desafortunada. “Onofre conduce y yo salgo para taparle su camino, me dribla a su derecha, me repongo y sale a [Juan Manuel] Alejándrez [de Cruz Azul], lateral izquierdo y lo agarramos entre los dos”.
El talentoso jugador tapatío sabía que estaba en su momento, le gustaba tener el balón… “La idea de Onofre era driblarme y enganchar detrás de mí para librar a Alejándrez, pero no lo hace bien, no engancha y Alejándrez va por el balón, pero se resbala… Ese balón, si no se resbala, lo hubiera ganado Alejándrez, pero se resbaló y fue hacia la pierna de Onofre”.
La consecuencia fue trágica para Alberto Onofre y para la Selección Mexicana: “Lo fractura, una fractura que fue tremenda. Una en la que los huesos no se pueden fijar tienen desplazamiento”, indica Basaguren.
La lluvia no arreciaba, pero pesaba en el ambiente del martes aquel. Vino la conmoción entre los jugadores y el cuerpo técnico: “No oí la fractura y estaba ahí, junto a él, pero el ingeniero [Javier] de la Torre [auxiliar de Raúl Cárdenas] que estaba en uno de los balcones, a unos 80 metros sí la oyó. Bajó corriendo el campo, estaba seguro de que había sido una fractura”.
El equipo mexicano quedó a la deriva, “la expectativa era llegar a semifinales, pero con Alberto como líder del equipo, y esa expectativa se cayó. Todo estaba armado en torno a Onofre, era como si se fracturara [Diego] Maradona antes del Mundial del 86. Éramos Alberto Onofre y otros diez… Fue muy dramático”.
Alberto Onofre, claramente, se perdió la Copa del Mundo de 1970 y tardó un año en regresar a jugar, “pero su carrera se perdió”, dijo Ignacio Basaguren, en recuerdo del crack que no llegó a ser en una tarde nublada de martes y que ahora, ya partió.