James Rodríguez va camino de convertirse en el mejor jugador de la Copa América de Estados Unidos.

El mediapunta del Sao Paulo, con un gol de penalti y dos asistencias, metió en semifinales a una selección colombiana que este sábado trituró 5-0 a Panamá y, de paso, igualó la mejor racha de imbatibilidad de su historia, con 27 partidos invicto. Buscará un billete para la final ante Brasil o Uruguay.

El exjugador del Real Madrid y Bayern Múnich tuvo otra tarde memorable: puso un balón perfecto a la salida de un córner para Jhon Córdoba, anotó desde el punto de penalti y regaló el gol de la sentencia a Luis Díaz.

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Todo en una primera mitad excelsa del 10, que ha recuperado su estelar versión del Mundial de Brasil 2014, aquella que asombró al mundo. Lleva ya cinco asistencias en el torneo, el que más.

Richard Ríos y Miguel Borja, también de penalti, pusieron los últimos clavos al ataúd de Panamá en la segunda mitad.

El vendaval colombiano en la primera parte fue una losa para un combinado panameño laborioso en el State Farm Stadium de Glendale, en el desierto de Arizona, donde no pudo escapar de un huracán de categoría cinco llamado James.

Ni los desmarques de José Fajardo, ni el buen criterio con el balón de Cristian Martínez pudieron con Colombia, oficialmente candidata al título.

Al equipo de Néstor Lorenzo se le puso de cara la eliminatoria en el primer cuarto de hora.

El seleccionador panameño, Thomas Christiansen, ya había avisado en la previa: cuidado con el balón parado. Pero ni con esas. Córner cobrado por James y Córdoba le gana la marca a otro Córdoba, de nombre José Ángel, para lanzarse de cabeza en la línea del área chica.

Verse tan rápido por debajo descolocó a los centroamericanos, que menos de diez minutos después dejaron escapar a Jhon Arias hasta el área, donde fue derribado por Orlando Mosquera.

Penalti y disparo fuerte de James. 2-0. Apenas habían pasado quince minutos. Hubo reacción tímida de Panamá, que levantó algo la cabeza guiado por Martínez.

Su mejor ocasión en el partido fue una falta cabeceada por Roderick Miller, de vuelta en el once, pero su remate se estrelló en el palo y se paseó por la línea de gol hasta Camilo Vargas, que lo sacó de milagro. La suerte también está de lado de los colombianos.

Ese mínimo atisbo de esperanza se lo cargó la astucia de James. Falta cobrada rápidamente por el 10 en el centro del campo, Luis Díaz corre al espacio, Panamá se duerme y el extremo del Liverpool define por alto ante la salida de Mosquera.

Christiansen decidió mover ficha en el descanso sacando del campo a un central y un carrilero, y metiendo a Carlos Harvey en el medio; y a un delantero: Eduardo Guerrero. Adiós a la línea de cinco defensas. De perdidos al río.

Pero no cambió nada. Es cierto que Colombia no fue tan incisiva, pero Panamá se mostró incapaz de hacer daño a una selección cafetera que, o no tiene fisuras, o las sabe esconder muy bien.

En el ecuador del segundo tiempo, Lorenzo empezó a pensar en las semifinales y dio descanso a Díaz, Arias y James.

Antes de que el 10 saliera ovacionado, Ríos aprovechó una ley de la ventaja del árbitro, tras una falta a Daniel Muñoz, para sacarse un golpeo cruzado desde fuera del área imposible para Mosquera.

Y aún cayó uno más: un penalti transformado por Borja en el descuento y provocado por la desesperación de Córdoba.

Panamá dice adiós con la cabeza alta tras jugar unos cuartos por primera vez. Colombia sigue de dulce, invicta, y ya se prepara para unas 'semis' de alta tensión: Uruguay o Brasil.

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