De las lágrimas por fallar un penalti en la prórroga, a las risas después de ganar a Eslovenia en la tanda de penaltis, Cristiano Ronaldo tendrá una vida extra más en la Eurocopa gracias a la gran actuación de su portero Diogo Costa, que reinó en la tragicomedia de su compañero después de parar tres disparos en la tanda de penaltis y de salvar un mano a mano ante Sesko en el último instante de la prórroga.
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Cristiano se vio eliminado de la Eurocopa durante muchos minutos. Oblak, un muro impenetrable, otro portero excelso que merece un monumento, frenó todos sus intentos. El más intenso, en la primera parte de la prórroga, provocó el llanto del inagotable futbolista portugués, que no contuvo sus emociones después de fallar un penalti que habría evitado la lotería posterior desde los once metros. Pero ahí apareció Diogo Costa, para rescatar a su compañero, que después se atrevió de nuevo con una pena máxima que, esta vez, no falló.
Eslovenia, parapetada atrás alrededor de Oblak, consiguió aguantar en la primera parte el chaparrón luso y sólo inquietó a Portugal con un disparo de Sesko al límite del descanso.
Cristiano, mientras, seguía entretenido en su mundo, intentando todo con cierto punto de egoísmo acaparando faltas: las lejanas, las cercanas, las escoradas a la izquierda o a la derecha. Todas, menos una que por lo menos fue contra el cuerpo de Oblak, mal lanzadas. Y al final, cuando tenía que marcar, no marcó: en el minuto 89, delante de Oblak, volvió a mandar la pelota contra el eficiente portero de Eslovenia.
Tocaba afrontar una prórroga que seguramente Portugal no esperaba. El plan de Eslovenia seguía en pie, sólo que ahora tocaba alargar el duelo hasta los penaltis con dos equipos que tenían el miedo metido en el cuerpo ante cualquier error y por eso no ocurrió nada hasta la tragedia de la noche. Diogo Jota provocó un penalti dudoso y Cristiano, por fin, vio la luz al final del túnel con una oportunidad única. Agarró la pelota, nadie más podía lanzar el penalti, y se lo paró Oblak.
Entre lágrimas, se marchó al descanso de la prórroga. Se mascaba la tragedia para Portugal. Su madre, en el palco, también lloraba desconsoladamente. Sus compañeros besaban y abrazaban a un ídolo que parecía caído y que estuvo a un paso de ni siquiera alargar el partido hasta los penaltis.
Diogo Costa dio otra bola de partido a Cristiano con una parada decisiva en un mano a mano ante Sesko, el segundo que falló en un choque que se resolvió en los penaltis. En ellos, otra vez, el portero de Portugal apareció para detener los lanzamientos de Drkusic, Balkovec y Verbic. Entonces, Cristiano, respiró aliviado, calmó su ansiedad y Francia espera en Cuartos de Final.