El 23 de diciembre se citaban Real Madrid y Barcelona en encuentro por La Liga de España en el Santiago Bernabéu, mítica casa blanca, y ahí se vio una de las imágenes más icónicas del que, para muchos aficionados y analistas, es el clásico más importante del futbol mundial.
El Real Madrid pletórico, que venía de ganar la Champions League ante la Juventus, presentaba un 11 repleto de estrellas como Cristiano Ronaldo, Karim Benzema, Marcelo, Casemiro,, Toni Kroos, Luka Modric, Sergio Ramos, Keylor Navas.
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En el otro lado, la confianza en un Lionel Messi, acompañado de Luis Suárez, Andrés Iniesta, Sergio Busquets, Gerard Piqué; que no decepcionó, donde ni la marca personal de Mateo Kovacic le impidió brillar.
Barcelona se adelantó al 54' con gol de Luis Suárez, rompiendo un encuentro en el que los dos equipos apretaban el medio campo. De ahí, Barcelona se impuso con creces.
Un penalti regaló una pintura que jamás será olvidada. Para el Barcelona de gozo, para los merengues de ira. Tras marcar la pena máxima, Messi miró a la grada madridista con la mirada bien arriba, soberbia, y levantó los brazos realizando una pose para que el mundo del futbol lo admirara.
El encuentro finalizó con un 3-0 y una postal inolvidable, seis años atrás, precisamente en esta fecha, pero en el 2017.