En una conmovedora muestra de apoyo y gratitud, el suegro de Lionel Messi, figura indiscutible del fútbol mundial, ha protagonizado un gesto que toco los corazones de los amantes del deporte y en especial, de los seguidores del club que vio crecer al astro argentino.
Cuando hablamos de Lionel Messi, la atención suele centrarse en sus hazañas en los campos de fútbol, pero detrás de cada gran deportista hay una red de apoyo y amor que impulsa sus logros. En este caso, es José Roccuzzo, quien ha demostrado que el compromiso con las raíces y el reconocimiento de los inicios son valores que se transmiten de generación en generación.
En el tranquilo rincón de Malvinas Argentinas, la escuelita de fútbol infantil de Newell's, donde se forjaron sueños de niños que anhelaban emular a sus ídolos, la figura de José Roccuzzo emerge como un héroe anónimo, un gestor de sonrisas que marcó una época en la institución y dejó un legado imborrable.
Mucho antes de que Lionel Messi se convirtiera en el astro mundial que es hoy, la vida de los niños de Malvinas Argentinas se tejía con sueños simples y emociones puras. Juan Ardison, coordinador de la escuelita durante 42 años, rememora con gratitud los momentos en los que la generosidad de José Roccuzzo iluminaba el Día del Niño y las entregas de premios.
El suegro de Lionel Messi, dueño de la cadena de supermercados Único, en un gesto lleno de emotividad, realizó una importante contribución a la escuelita de fútbol infantil de Newell's. “José Roccuzzo era el que me daba todas las gaseosas para el Día del Niño cuando festejábamos en Malvinas. También lo hacía en las entregas de premios. Yo hablaba permanentemente con él porque vivía a dos cuadras de su supermercado. En ese entonces yo era el coordinador bajo las órdenes de Néstor Rozin y después del Negro Almirón. Siempre lo hice Ad Honorem. El Día del Niño se festejaba siempre en Malvinas y contábamos con la presencia de 400 a 500 chicos”, recordó Juan Ardison.
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Luego, añadió: “Todo se organizaba con la colaboración de los comercios de la zona. José Rocuzzo me facilitaba todas las gaseosas y su hermana Laurita (tía de Antonela), el chocolate, el azúcar, la leche y todo lo necesario para esos chicos”. Aunque el tiempo llevó a que la relación entre Juan Ardison y José Roccuzzo se fuera desvaneciendo, el formador de juveniles atesora el recuerdo de un hombre de bien que, sin esperar reconocimientos, dejó una huella en la escuelita que luego vería nacer al mejor futbolista del mundo, Lionel Messi.