En 1982, el fútbol mundial vivió uno de los episodios más memorables y complejos en la historia de los fichajes. La transferencia de Diego Maradona al FC Barcelona no solo marcó un hito en términos económicos, sino que también reflejó las tensiones políticas de la época. La historia de este traspaso, que involucró armas, negociaciones secretas y la intervención de altos mandos militares, es una prueba de cómo el deporte puede estar intrínsecamente ligado a los vaivenes del poder.
En el último gobierno de facto en Argentina, Domingo Tesone, comisario y presidente de Argentinos Juniors, recibía a Josep María Minguella, histórico agente de futbolistas, para negociar el traspaso de Maradona. "Espero que no te moleste si dejo la pistola encima de la mesa. No es por nada, pero pesa y es incómodo sentarse con ella", le dijo Tesone a Minguella, quien respondió con calma: "Hombre, si no se dispara sola, por mí no hay problema".
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Esta anécdota ilustra la tensión y la peculiaridad de las negociaciones de aquel entonces. Tiempo en el que Maradona, jugaba en Boca Juniors, a pesar de pertenecer a Argentinos Juniors.
Entre pistolas y política
Minguella había intentado llevar al astro argentino a Europa desde que lo vio por primera vez en 1977, cuando quedó hipnotizado por su talento. "Me enamoré de cómo tocaba el balón, de cómo se movía. Me enamoré del Maradona futbolista y entendí que debía traerlo al Barcelona", recordó en una entrevista.
En 1980, comenzaron las negociaciones para fichar a Maradona. Todo parecía estar listo, con un amistoso programado en Barcelona y el presidente del club, José Luis Núñez, asistiendo a un partido de la Selección Argentina. Sin embargo, pocos días después, Julio Humberto Grondona, presidente de la AFA, llamó a Minguella con noticias perturbadoras: había problemas con el transfer. El manager tuvo que regresar a Argentina para reunirse con el Ministro de Bienestar Social, el almirante Carlos Lacoste, quien había ganado notoriedad por organizar el Mundial de 1978.
A pesar del atractivo económico de la oferta del Barcelona, los militares argentinos no querían que Maradona se fuera antes del Mundial de España 1982, ya que el equipo de César Menotti llegaba como campeón del mundo. "Ahora no lo pueden fichar. Lo necesitamos para su Mundial", le dijeron a Minguella.
Durante ese tiempo, Argentinos Juniors cedió al pelusa a Boca Juniors por dos temporadas, donde brilló, convirtiéndose en el goleador y campeón del Metropolitano 1981. Al finalizar su préstamo, Minguella volvió a Buenos Aires para reactivar el interés del Barcelona y fue entonces cuando surgió el famoso encuentro con Tesone.
Finalmente, el 4 de junio de 1982, se oficializó la transferencia de Maradona al Barcelona por cerca de 1200 millones de pesetas (7.2 millones de euros), una cifra récord para la época. "Fue el primer gran fichaje que hice y también el más largo y complicado", afirmó Minguella, quien años después también gestionaría la llegada de Lionel Messi al mismo club.
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Este relato no solo destaca la complejidad de las negociaciones de fichajes en el fútbol, sino también cómo las circunstancias políticas y sociales pueden influir en el deporte. La historia de Maradona y su traspaso al Barcelona es un testimonio de cómo el fútbol puede convertirse en un campo de juego para influencias mucho más allá del balón.