El piloto monegasco, Charles Leclerc, pintó de rojo la calle Madero del Centro Histórico de la Ciudad de México. Su visita, dos días antes de que inicie la “F1esta” del Gran Premio de México, desató la locura entre la afición presente, quienes en su mayoría, portaban orgullosamente gorras de la Scuderia Ferrari.
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Si bien, durante la carrera que se celebró el año pasado en el Autódromo Hermanos Rodríguez, Leclerc se despidió del recinto entre abucheos ―tras protagonizar, junto con Sergio “Checo” Pérez, un incidente que terminó en la pronta salida del piloto de Red Bull― esto no cambió su perspectiva de México.
Lo cierto es que “le encanta cómo lo reciben los mexicanos”. Y contrario a la experiencia incómoda que vivió el otoño pasado, guarda muy buenas memorias no solamente del Grand Prix, sino de todo México; al punto en el que pasa gran parte de sus vacaciones decembrinas aquí, en territorio nacional.
“Vengo muy seguido en mis vacaciones de Navidad y Año Nuevo. [...] La última vez estuve en Cancún y me encantó demasiado”, platicó el monegasco en rueda de prensa.
Sin embargo, ese amor no termina ahí. Para Charles Leclerc, lo que diferencia al Gran Premio de México del resto es la pasión que demuestran los aficionados. Un sentimiento que no solamente se queda en los eventos de la Fórmula 1, ya que se extiende hasta la forma en la que lo tratan desde la cotidianidad.
“Lo que más amo es lo cálidos que son los mexicanos. [...] Me siento como en casa. Regresaré en unos meses y es principalmente por la hospitalidad y lo cordiales que son los mexicanos con las personas que son extranjeras; te hacen sentir incluido. Eso hace la diferencia”, explicó Leclerc.
Charles viene de coronarse en el Circuito de las Américas. Y a la espera de continuar defendiendo el nombre de Ferrari ―así como de darle lucha a Red Bull y McLaren― verá acción del 25 al 27 de octubre en el Autódromo Hermanos Rodríguez.