El segundo tiempo sólo fue una calca del sufrimiento que vivió en la primera mitad.

Al menos hasta el minuto 75, el cuadro de Jaime Lozano parecía inoperante, con más miedo que ímpetu y lo pagó caro.

Bryan Róchez hizo el segundo gol que dejó helado a todo el cuadro mexicano y el cuerpo técnico en el Estadio Nacional. Nadie lo podía creer, pero era el claro reflejo de lo que era el encuentro.

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México jamás despertó y al contrario ofreció más llegadas. Ni Julián Quiñones, ni Raúl Jiménez ni Santiago Giménez, nadie intentó algo diferente.

El Cielito Lindo retumbó en el Chelato Uclés mientras Jaime Lozano lucía inmóvil en el banquillo de la Selección Mexicana.

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