El 11 de octubre de 1995, la Real Academia Sueca de Ciencias anunció que el mexicano Mario Molina, el holandés Paul Crutzen y el estadounidense F. Sherwood Rowland ganaron el Premio Nobel de Química, Molina se convertía así en el tercer connacional en ser laureado con el galardón, el primero en el campo de las ciencias. Sus trabajos para demostrar que la capa de ozono es sensible a la emisión de ciertos compuestos químicos generados por ser humano lo colocaban como una de las mentes más brillantes de las ciencias.
Lamentablemente el 7 de octubre de 2020, se difundió la noticia de que el ingeniero químico mexicano, Mario Molina había muerto a los 77 años de edad a causa de un infarto. Fue la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) quien confirmó su fallecimiento a través de de su cuenta de Twitter:
La historia de Mario Molina, un Nobel mexicano de Química
José Mario Molina Pasquel y Henríquez nació el 19 de marzo de 1943, cursó la escuela primaria en la Ciudad de México, pero a los 11 años, sus padres lo enviaron a estudiar a Suiza. En 1960 regresó para estudiar en la Facultad de Química de la UNAM; más tarde cursó el posgrado en la Universidad de Friburgo en Alemania, donde comenzó sus investigaciones sobre la cinética de las polimerizaciones. Años después comenzó el doctorado en la Universidad de Berkeley en California, donde conoció al profesor Rowland.
Una vida de arduo trabajo llevó a Mario y Rowland a determinar que los clorofluorocarbonos representan una amenaza para la capa de ozono; también conocidos como CFC o freones, los podemos hallar en aerosoles, aires acondicionados y sistemas de refrigeración. Sí, esas ideas del hoyo en la capa de ozono, que parecerían muy simples son las que lo hicieron el ganador del Nobel, así lo señala Biografías y Vidas.
Momento en el que Mario Molina recibe el Nobel de Química. (Foto: Centro Mario Molina)
De acuerdo con información de la revista Contacto Magazine, el desarrollo profesional de Molina no fue tan fácil: "Desde muy temprano, como estudiante de preparatoria, recuerdo que me fascinaban las ciencias, pero tener ese interés no resultaba particularmente fácil, porque la cultura latinoamericana no es muy proclive a favorecer las ciencias, especialmente a esa edad", contó el químico al ganar el premio.
Los especialistas afirman que esta investigación fue la razón de la preocupación mundial en las comunidades científicas de cómo la actividad humana afecta al medio ambiente, por ejemplo el cambio climático.
Desde entonces, Molina fue miembro del Consejo de Asesores Presidenciales de Estados Unidos sobre Ciencia y Tecnología (PCAST). Se nacionalizó estadounidense y llevaba a cabo una valiosa carrera como investigador.
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