Una investigación llevada a cabo en la Claremont Graduate School señala que las personas que lloran cuando ven una película son más fuertes emocionalmente, más empáticas, amables, confiables y desinteresadas.
Durante el experimento, los psicólogos les pidieron a los participantes que vieran un video del hospital infantil de St. Jude. La mitad de las personas vieron un segmento en el que aparecía un padre hablando del cáncer terminal de su hijo pequeño. La otra mitad vio el segmento donde el niño y padre visitaban el zoológico y no se hacía mención de la enfermedad.
Como era de esperar, en el segmento en el que aparecía el padre hablando de cáncer generó una respuesta emocional más alta, los participantes mostraron un aumento de un 47% de sus niveles de oxitocina en la sangre.
A continuación, cada participante debía tomar una serie de decisiones relacionadas con el dinero y otras personas. Los resultados demostraron que quienes vieron el video de contenido emocional mayor era más generosos con los desconocidos y más propensos a donar dinero a la caridad, además, estos últimos dijeron sentirse más felices.
Lo que implica que la empatía desencadena otras conductas, por ejemplo llorar cuando nos identificamos con los personajes de una película, lo que no es una debilidad sino la capacidad de conectar con alguien más, y la empatía sería la clave para convertirnos en personas más fuertes y felices.
Este estudio se refuerza con el de los psicólogos de la Universidad de Tillburg, quienes señalaron que los filmes tristes en realidad pueden mejorar nuestro ánimo, pero solo si le damos rienda suelta a las lágrimas. El análisis contó con 60 participantes que dijeron sentirse mejor después de haber llorado mientras miraban una película. Después, recobraron el equilibrio y su estado de ánimo mejoró notablemente, estado que se mantuvo durante los siguientes 90 minutos.
Curiosamente, quienes reprimieron sus emociones se sintieron peor después de ver la cinta.
¿Eres de los que lloran en la parte triste o emocional de las películas?
Con información de El Ciudadano y Rincón Psicología
