Tras la muerte de Diego Armando Maradona, una funeraria fue contratada para hacerse cargo del proceso de preparar el féretro y entierro del astro argentino, quien murió el 25 de noviembre a los 60 años por un paro cardiorrespiratorio.
Mientras el dolor por la pérdida del exfutbolista consumía a su familia, tres trabajadores de la compañía Sepelios Pinier posaron junto al ataúd abierto de Maradona mostrando una sonrisa y poniendo sus pulgares arriba.
Las fotos que salieron a la luz mientras miles de fans lloraban y esperaban a fuera del palacio presidencial para poder darle el último adiós a su ídolo, provocaron una indignación muy fuerte entre los argentinos y en todo el mundo.
El abogado de Maradona, Matías Morla, a quien el argentino se refería como “su soldado”, comentó en su Twitter que iba a emprender acciones legales contra los sujetos:
“Ante la viralización de una imagen de Diego en su lecho de muerte, me voy a ocupar personalmente de encontrar al canalla que tomó esa fotografía. Van a pagar todos los responsables de semejante acto de cobardía”.
Morla difundió el nombre de uno de los implicados, Diego Molina, en la red social, y rápidamente usuarios comenzaron a poner un número de teléfono que se presume corresponde al que era guardia de seguridad en la funeraria. Una gran cantidad de personas lo ha amenazado de muerte, incluso quieren que se le quite la ciudadanía argentina.
El representante de la funeraria, Matías Picón, declaró que la empresa estaba “devastada” por el hecho que los ex “empleados subcontratados” habían cometido. También aclaró que ellos ya han trabajado en el pasado con la familia del exfutbolista y que por eso estaban “tan afectados”.
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Disturbios entre policías y seguidores de Maradona
El féretro de Maradona, cubierto con la bandera de Argentina y la camiseta de la Selección con su número 10, estuvo a la vista del público en la Casa Rosada, en Buenos Aires el día jueves.
La vida de Maradona no fue pacífica, así como su despedida. Miles de seguidores pasaron por el palacio presidencial para decirle adiós por un segundo al exfutbolista, pero no todos alcanzaron a entrar. La multitud que esperaba fuera enloqueció cuando se enteraron que después de las 4 de la tarde ya nadie podría ver a su ídolo, por decisión de su exesposa, Claudia Villafañe.
Foto: Xinhua/ Martín Zabala
Hubo golpes, gases lacrimógenos y sangre pues el Gobierno había prometido que hasta el último seguidor podría ver el ataúd, y muchos viajaron desde distintas provincias. La pandemia y los cubrebocas no existieron ese día en Argentina, el distanciamiento social se evaporó pues unos con otros se abrazaban para consolarse.
Foto: Raul Ferrari/AFP
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