Hay personas que cuando escuchan la palabra “ateo” o cuando conocen a alguien que lo es, simple y sencillamente ponen una especie de barrera invisible, pues casi siempre se ha estereotipado a este grupo como inmoral o poco confiable. Sí, se les atribuyen conceptos negativos sin siquiera darles la oportunidad de explicar sus motivos para no creer en lo mismo que la mayoría.
Pero no todos los ateos son malos ejemplos. Así lo revela un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Ohio. Señala que los ateos son más amables con los cristianos, que a la inversa. Pero no sólo eso, también revela que “pueden ser más amables para compensar el estereotipo popular de que los ateos son inmorales”, según cita Xataka Ciencia.
Colleen Cowgill, autora de la investigación, indicó que también se muestra que los cristianos tienen un sesgo dentro del grupo hacia otros cristianos, sobre todo cuando se trata de economía, es decir, que prefieren hacer negocios con personas que creen lo mismo que ellos. En cambio, los ateos no presentan ese sesgo hacia otros integrantes de su grupo.
(Foto: Pixabay)
Para llegar a estas conclusiones, se pidió a un grupo de ateos y a otro de creyentes que participaran en el juego de El Dictador, donde una persona debe compartir una recompensa económica con otra. Los participantes cristianos dieron más dinero a los cristianos que a los ateos, mientras que los ateos dieron por igual a los ateos y los cristianos.
Como sostiene la autora, puede ser que los ateos actúen de manera compensatoria para luchar contra ese prejuicio negativo.
Otro estudio publicado en Current Biology, señala que a pesar de que en casi todos los credos se pide a los fieles tratar a todos con compasión, ocurre lo contrario. Revela que los niños no religiosos muestran una mayor tendencia al altruismo y de ayuda al prójimo, mientras que quienes viven en un hogar religioso, suelen juzgar o castigar las conductas de los demás.
Para llevar a cabo la investigación, Jean Decety, líder del proyecto realizado en la Universidad de Chicago, utilizó también el juego de El Dictador. Pero aquí participaron más de mil niños de entre cinco y 12 años, originarios de Estados Unidos, Canadá, Jordania, Turquía, Sudáfrica y China.
Los pequeños debían compartir 10 calcomanías, y los expertos revelaron que los niños más generosos eran los que procedían de familias no religiosas, indica El Mundo.
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