La cámara no toma las imágenes con la resolución de antes, ya no te llegan actualizaciones, se le acaba la batería en un parpadeo… hay infinidad de razones para decidirte a cambiar tu smartphone. Pero, ¿en verdad es necesario botar a la basura nuestros equipos?
Las estadísticas muestran que la mayoría de los consumidores cambia su equipo cada 15 meses. No se trata de un lujo, sino de un mal necesario, ya que el tiempo de vida promedio de un celular está entre 18 y 24 meses.
Seguro nos dirías locos si te confesamos que tu smartphone podría durar hasta una década, sí, 10 años.
¡No te mentimos! Benito Muros, presidente de la fundación FENISS (Energía e Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada), dice que en cuanto a cuestiones electrónicas y mecánicas, un equipo móvil podría durar entre 10 y 12 años.
"Respecto al software, su vida útil debería ser de entre seis y ocho años, si se diseñara para que incorporara ciertos avances en materia de tecnológica que no lo dejen desactualizado", señaló el experto.
El problema es que a los fabricantes y vendedores de esta tecnología no les conviene para nada que traigas el mismo celular 10 años. Es por ello que se han inventado el concepto de “obsolescencia programada/planificada”.
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Se trata de una práctica en la que las empresas acortan de manera intencional la vida útil de un producto para que corras a comprar uno nuevo de vez en cuando.
Las consecuencias de la obsolescencia programada, a la que se suma la falta de concientización de los usuarios, las acaba pagando el medio ambiente. Cada vez se genera mayor volumen de basura electrónica, mientras tu cargas el nuevo modelo de smartphone en tus manos.
Además, esta práctica promueve la desigualdad económica, ya que la riqueza sigue acumulándose en las manos de la clase económica privilegiada… mientras el resto de nosotros nos endeudamos para conseguir el último iPhone del mercado.
¿Y cómo se defienden los productores? Simplemente NO lo hacen. Apple acaba de verse envuelto en una controversia por admitir que ralentiza sus teléfonos de manera intencional, argumentando que lo hace por el "envejecimiento" de las baterías de litio.
Samsung hizo algo parecido, ya que la Autoridad Garante de la Competencia y del Mercado (AGCM) de Italia acusa a la compañía de obligar a sus usuarios a instalar un software que ralentiza el Galaxy 4. La compañía niega esta versión y apelará la multa impuesta por la AGCM.
Hay alternativas, como Fairphone, considerado el “primer teléfono ético en el mundo”. Además de ser fabricado con materiales socialmente responsables, es completamente desmontable para asegurar que pueda ser reparado y actualizado.
Sin embargo, el gran obstáculo para acabar con la obsolescencia programada somos nosotros mismos. Con el tiempo, nos hemos acostumbrado tanto a que todo sea desechable que no nos cuestionamos antes de tirar nuestras pertenencias a la basura.
¿Tú, qué opinas?
Con información de BBC
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