El alcoholismo es un problema mundial que cada año produce 3.3 millones de muertes en el mundo. El camino a la recuperación de difícil y está lleno de recaídas. Por fortuna, existen organizaciones como Alcohólicos Anónimos que brindan una ayuda muy necesaria a los adictos a las bebidas alcoholicas. La razón del éxito de esta asociación es muy sencillo: sus fundadores vivieron el problema en carne propia.

En 1935, William Griffith, un corredor de bolsa y Bob Smith se conocieron en Akron, Ohio. Hasta aquel momento ambos habían sido alcohólicos sin remedio. Ambos habían intentado recuperarse con ayuda del Gupo Oxford, una organización de auto ayuda liderada por el clérigo Samuel Showmaker.

William y Bob, los adictos que fundaron Alcohólicos Anónimos
William y Bob, los adictos que fundaron Alcohólicos Anónimos

La conexión entre William  y Bob (de lentes) fue inmediata. (Foto: /Page 124 Productions)

Con las enseñanzas de este grupo, William logró alcanzar la sobriedad y comenzó a ayudar a otros alcohólicos, aunque todos recayeron. Al observar este detalle, William también comenzó a temer una recaída inminente, así que buscó a alguien que compartiera su adicción, ya que creía que apoyar a otros alcohólicos era el mejor método para mantenerse sobrio.

Le presentaron a Bob, y pronto los dos descubrieron que compartir sus experiencias con alguien que había pasado por algo similar tenía un efecto terapéutico en su salud. Bob, quien también estaba asociado al Grupo Oxford no había obtenido resultados, pero su amistad con William le dio el impulso necesario para abandonar el alcohol de una vez por todas.

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William creía firmemente que el alcoholismo era una enfermedad, un hecho que en la época no era aceptado. Junto a Bob, William formó un equipo que trabajó de cerca con los alcohólicos en el hospital de Akron, donde comenzó a implementar su método de apoyo entre adictos como parte principal de la rehabilitación. Fue en estas reuniones cuando el 10 de junio de 1935 se fundó A.A.

William y Bob, los adictos que fundaron Alcohólicos Anónimos
William y Bob, los adictos que fundaron Alcohólicos Anónimos

La primera convención internacional de A.A (Foto: / Page 124 Productions)

Ese mismo año Bob y William ya habían creado otro grupo de alcohólicos en recuperación en Nueva York y para 1939 ya había un tercero en Cleveland. En tan sólo cuatro años, los dos amigos habían logrado algo que antes parecía imposible... que 100 alcohólicos alcanzarán (y mantuvieran) la sobriedad.

William recopiló las bases del método que había empleado para lograr el éxito en su organización y publicó un libro con sus hallazgos en 1939. El título de este manual era Alcohólicos Anónimos. Entre sus páginas se encontraban los famosos 12 pasos de la rehabilitación:

1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

2. Llegamos a creer que un poder superior a nosotros podría devolvernos el sano juicio.

3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.

4. Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de nuestros defectos.

7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.

8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.

10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.

11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.

12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar el mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.

En cada sesión se trabaja en este proceso, a través de reuniones de hora y media, completamente de asistencia voluntaria, en donde se crean grupos de ayuda mutua y se ofrecen servicios gratuitos.

A raíz de la publicación del libro, la popularidad del grupo de ayuda se disparó. Los fundadores consiguieron fondos suficientes para establecer una oficina en Nueva York, gracias a que su trabajó llamó la atención del millonario John D. Rockefeller Jr., quien promovió la organización en reuniones con la crema y nata de la sociedad estadounidense.

Para finales de 1941, gracias a toda la publicidad generada alrededor del libro, Alcohólicos Anónimos (A.A) ya tenía 6 mil miembros y comenzaba a expandirse a otros países.

William y Bob, los adictos que fundaron Alcohólicos Anónimos
William y Bob, los adictos que fundaron Alcohólicos Anónimos

El libro que comenzó todo. (Foto: / Page 124 Productions)

Mientras la organización crecía, el Dr. Bob se había enfocado en el tratamiento médico de los alcohólicos. En 1950, el médico hizo su última aparición pública en la primera convención internacional del grupo y vio con orgullo el fruto de su trabajo, justo antes de morir a finales de ese año.

En 1971, ya retirado de sus actividades como líder del grupo, Bill falleció a causa de neumonía. En su última aparición pública, durante una convención de A.A, dirigió sus últimas palabras a los miembros de la asociación: “Dios los bendiga a ustedes y a Alcohólicos Anónimos”.

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